Desayunar significa romper el ayuno. Es un aporte energético importante para el organismo, para que así este pueda prepararse para empezar el día.
Lo recomendable es que la persona le dedique al hábito de desayunar entre 15 y 20 minutos diario, dándose un tiempo para digerir mejor.
“Es la primera energía que el organismo necesita para poder desarrollar sus funciones vitales. Un desayuno bien equilibrado mejora el control del apetito, así como la saciedad, y reduce el consumo de comidas poco saludables”, explica la nutricionista Briana Gómez.
Entre los beneficios de consumir un desayuno equilibrado en la rutina diaria están el control del peso, la aceleración del metabolismo, el mejoramiento del rendimiento intelectual y físico, y la salud de los dientes. Lo ideal, entonces, es que la primera comida del día integre, como mínimo, un alimento del grupo de cereales, uno del grupo de lácteos y otro de frutas. Sin embargo, cada persona puede balancearlo de acuerdo con sus gustos y necesidades.
Comer saludable y suficiente es la clave para afrontar un día cargado de energía.