Lavarse las manos con agua y jabón luego de ir al baño o antes de ingerir alimentos, es una acción protectora que evita la propagación de enfermedades e infecciones.
Fuente Organización Mundial de la Salud, OMS
Higiene diaria. El contacto con otras personas, superficies y objetos durante el día hace que se acumulen gérmenes en las manos. Una buena higiene reduce considerablemente el contagio de enfermedades como diarrea, parasitismo intestinal y neumonía, además de infecciones en los ojos. Incorporar este hábito desde la niñez ayuda a formar jóvenes y adultos más conscientes y educados en el autocuidado.
25 veces por hora, en promedio, una persona se toca los ojos, la nariz y la boca sin darse cuenta, dice el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU.
Hábito de vida. Mojarse las manos con agua corriente, aplicar jabón líquido, sólido o en polvo en la mano, refregarse palma con palma todas las superficies durante, al menos, 20 segundos, incluso las muñecas y debajo de las uñas, enjuagarse y secarse con una toalla limpia, es la rutina de lavado recomendada. Los desinfectantes a base de alcohol, que no requieren agua, son una alternativa cuando no hay agua disponible.
80 % de los gérmenes acumulados en las manos se eliminan con el lavado, según la Organización Mundial de la Salud.
Bienestar general. Antes de preparar alimentos, comer, curar heridas, cuidar a una persona enferma, poner o quitar lentes de contacto, así como después de ir al baño, cambiar pañales, estar con animales, sonarse la nariz, toser, estornudar, o manipular residuos, el lavado de manos es fundamental. Hay otras situaciones que lo ameritan, sin embargo, cada persona lo determinará de acuerdo con sus actividades diarias.
Le puede interesar: Prevenir una insuficiencia cardíaca está en sus manos