Además de los dedos de los pies, el pie de atleta también puede presentarse en los talones, palmas, y entre los dedos. Este hongo pueden durar por un tiempo corto o largo y reaparecer después de un tratamiento.
El pie de atleta, según el portal Medline, es una infección en los pies provocada por hongos o levadura, cuyo término médico es tiña podal. El riesgo de contraerlo incrementa si usa calzado cerrado, especialmente si es recubierto con plástico, mantiene los pies húmedos durante períodos prolongados, transpira mucho, y tiene una lesión menor en las uñas o en la piel. Además, es contagioso y puede transmitirse por contacto directo o con artículos como zapatos, medias y superficies de piscinas o duchas.
Piel roja y con picazón, ardor o escozor y ampollas que supuran (salida de líquido) o forman costra son los síntomas de este hongo, que también puede diseminarse hacia las uñas, haciendo que estas presenten decoloración, engrosamiento e incluso desprendimiento. El pie de atleta también puede afectar las manos o las uñas, dándoles un mal aspecto: sin color, engrosadas e incluso demolidas.
Si tiene algunos de los síntomas mencionados, acuda a un especialista que, a través de una historia clínica, examen visual de la zona afectada y cultivo microbiológico, determinará el nivel infeccioso y diagnosticará el tratamiento más adecuado.
Formas de pie de atleta:
Crónica: se observa un enrojecimiento del pie y picor constante, especialmente por la noche.
Hiperqueratósica: suelen aparecer grietas, ampollas y escamas en la zona que está infectada, además de que la capa externa de la piel se engruesa.
Vesical media: la piel presenta una serie de vesículas que no deben ser explotadas.
Forma ulcerosa: existe una alta probabilidad de que el pie de atleta se asocie con una infección secundaria bacteriana, que puede ser necesario tratar con antibióticos.