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El placebo y su efecto sobre la mente

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Bajo supervisión médica, un tratamiento de este tipo puede tener múltiples impactos en la salud.

Asesor Jaime Adams Dueñas
Psiquiatra, adscrito a Coomeva Medicina Prepagada

Probablemente “¡póngale fe que eso lo alivia!” es la expresión con mayor efecto placebo a la que muchos han estado expuestos y, podría decirse que no está mal, pues más allá del alivio o de la curación con compuestos químicos, el pensamiento juega un papel importante en la recuperación de la mayoría de las patologías humanas. ¿La razón?, Jaime Alberto Adams Dueñas, médico psiquiatra, explica que todas las enfermedades tienen un derivado psicológico importante. “Si bien el ‘tratamiento’ con placebo es una medida temporal, en caso de urgencia o de crisis, puede usarse para todas las patologías en general, eso sí, con prudencia y siempre bajo supervisión médica”.

    No obstante, hablar de efecto placebo no alude a un resultado único, más bien, implica una serie de efectos que se producen sobre la salud con el propósito de aliviar o disminuir el dolor, pero no de curar. Es un fenómeno tan antiguo y ampliamente investigado, sin embargo, la ciencia aún no explica con exactitud cómo se comporta en el organismo.

     El psiquiatra señala que su origen viene de mucho tiempo atrás, incluso, al principio se le atribuyeron cualidades religiosas y, en medicina, se hizo de manera empírica. “Las medicinas placebo son sustancias inertes, es decir, no hacen daño al organismo, por lo tanto, no producen efectos secundarios ni alteraciones, al contrario, generan bienestar”.

   De esta manera, cuando se suministran de forma controlada por especialistas, la persona en su cerebro activa una región que le genera una respuesta positiva. “Es como un estímulo similar a un antidepresivo, a nivel neurobiológico”, aclara.

    Estas medicinas pueden venir en presentaciones como pastillas, jarabes o ampolletas y activarse a través de la relación médico-paciente. Sobre esta última, Damien G. Finniss, profesor asociado de la Universidad de Sidney en Australia, indica que esta interacción, combinada con el deseo de recuperación, es poderosa para mejorar la salud.

Al mismo tiempo, advierte que este efecto está relacionado con las sustancias producidas por el mismo cuerpo que alivian el dolor, por eso, el hecho de pensar que tomar un medicamento ayudará en la recuperación, hace que automáticamente el cerebro reaccione como si ya estuviera teniendo alivio. En esta línea también existe el efecto nocebo, que contrario al placebo, se caracteriza porque las personas llegan con ideas negativas sobre los efectos de una terapia o un medicamento, lo que puede contribuir a empeorar la percepción sobre el curso de su recuperación e, incluso, de curación.

¡Sin abusar!

Pero, ¿cómo el pensamiento cambia las percepciones del cerebro? A la ciencia aún le cuesta explicarlo. Sin embargo, la revista médica británica The Lancet, reconoce que el efecto placebo es más poderoso de lo que se pensaba.

   Aunque se trata de sustancias que no representan riesgos para la salud, los medicamentos placebo podrían ser peligrosos si se consumen en exceso y terminar en intoxicación. Por eso, Adams recomienda informar al paciente que se trata de un medicamento con esas características.

En lo que concuerda el médico Carlos Celedón, en el documento Criterios para el uso del placebo: Aspectos éticos, al señalar que es posible considerar el uso del placebo “cuando no existe tratamiento establecido para determinada enfermedad o bien, cuando la terapia actual tiene demasiados efectos indeseables y se propone una terapia nueva cuyos beneficios hay que probar. No debería haber problemas éticos con el uso del placebo en cualquier circunstancia, siempre y cuando se le explique a la persona, claramente, de qué se trata el uso del placebo, lo autorice y firme en el consentimiento informado”.

Es probable que pasen algunos años más hasta que la ciencia tenga un sustento científico sólido para explicar lo que ocurre en esta relación mente-cuerpo, mientras tanto, basta con saber que los medicamentos placebo tienen efectos positivos frente al manejo del dolor, en circunstancias específicas, el énfasis está en que estos deben ingerirse con supervisión y acompañamiento especializado, para evitar situaciones adversas.

El efecto placebo ocurre cuando se produce un cambio en los síntomas del paciente que recibe un tratamiento de este tipo. En general, el resultado es positivo, aunque puede durar poco tiempo.

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