Una piel sana, libre de heridas e impurezas es la clave para evitar infecciones como la erisipela.
Hablamos de una inflamación aguda de la piel que se da por causa de una enfermedad infecciosa ocasionado por las bacterias Streptococcus y Staphylococcus Aureus, que encuentran en las heridas de la piel el espacio propicio para desarrollarse.
Aunque es una de las infecciones más comunes, pudiendo atacar a cualquier persona, existen ciertos factores de riesgo ante las cuales se debe tener mayor cuidado. Los eczemas o úlceras crónicas en la piel, haber tenido una mastectomía o drenaje ganglionar, son algunos de estos. Asimismo el hecho de sufrir diabetes predispone a las heridas que pueden generarse con mayor facilidad.
En general el mejor mecanismo de prevención es mantener la piel sana y limpia, algo que deben hacer con especial énfasis quienes enfrentan los factores de riesgo mencionados. La recomendación de los especialistas, según el Centro Médico de la Universidad de Maryland, es evitar cortaduras, raspaduras y punciones en la piel y en especial en las piernas; limpiar muy bien las heridas que se presenten, intentando curarlas lo más pronto posible.
La erisipela puede presentarse en el rostro pero es más frecuente en muslos y piernas. Cuando apenas está comenzando a desarrollarse es común que se presente similar a un virus o resfriado, con síntomas como fiebre, escalofríos y malestar general. Luego, comienzan a aparecen los signos más visibles que ayudan a identificar la enfermedad: placas rojas con bordes muy bien delimitados y elevados, edemas e hinchazón en la piel, calor local y dolor intenso en la zona.
Cuando la erisipela se vuelve repetitiva, el mejor modo de prevenirla es con sesiones de drenaje linfático que limitarán los trastornos circulatorios, así como el uso de cinturones, de vendas o medias de contención.