Las mujeres son dos veces más propensas que los hombres a presentar el síndrome de intestino irritable. Las hormonas, las bacterias y la conexión entre el intestino y el cerebro son parte de las causas.
Asesora: Patricia Álvarez Quintero
Internista y gastroenteróloga, adscrita a Coomeva Medicina Prepagada
El miedo, el estrés, la ansiedad y otras emociones viajan generalmente hasta el aparato digestivo. ¿Cómo es posible? El cerebro y el intestino se conectan gracias al sistema nervioso entérico, una estructura que tiene como tarea principal regular las funciones gastrointestinales. Así lo explica Patricia Álvarez Quintero, internista y gastroenteróloga y autora del libro La mente y las enfermedades digestivas. “El sistema digestivo empieza en la boca y va hasta el canal anal, al final del colon, donde alberga en la mucosa interior al sistema nervioso entérico, con receptores y hormonas que pueden actuar solas, son susceptibles a nuestras emociones y no siempre necesitan el sistema nervioso central”.
En ese grupo de hormonas está la serotonina, encargada de regular el estado de ánimo y el comportamiento, y de asegurar que el proceso digestivo sea un éxito. Su presencia en el intestino es superior a la que se tiene en el órgano más importante del sistema nervioso, por esto, cuando dicen que al intestino llega tan fácil una emoción como un pedazo de pan, no es una exageración, tampoco cuando lo llaman el segundo cerebro.
Las bacterias intestinales también son responsables de estas reacciones y su papel es clave en el funcionamiento del colon; el cuerpo humano tiene más de 40 billones de bacterias y el 90 % están en el aparato digestivo. “Ayudan a procesar los medicamentos y alimentos e incrementan las defensas del organismo”, afirma la especialista. “Hemos visto que estas bacterias son benéficas. Sin embargo, el estrés, la angustia y el miedo pueden favorecer el incremento de las bacterias patógenas que producen el aumento del gas en el colon, la distensión abdominal y la inflamación del abdomen. Además, generan metabolitos que pueden llegar al cerebro y aumentar los niveles de ansiedad y depresión”.
Atención a los síntomas
Son múltiples las causas que favorecen el síndrome de intestino irritable, una de ellas es el factor genético, en especial en pacientes con historia familiar de esta condición. “Otra causa en nuestro medio son las gastroenteritis, especialmente por bacterias como salmonella o shigella, que generan reacciones extensivas del sistema inmunitario”, argumenta Álvarez.
Puede suceder que las mujeres durante la menstruación tengan alteraciones en el hábito intestinal, sin embargo, esto no debe confundirse con el síndrome de colon irritable, que Álvarez Quintero define como “la presencia de dolor abdominal, mínimo una vez a la semana en los últimos seis meses, acompañado de alteraciones, como la diarrea y el estreñimiento. El dolor usualmente mejora un poco cuando el paciente va al baño”.
La especialista afirma que este síndrome es dos veces más frecuente en las mujeres que en los hombres. Los círculos sociales, familiares y laborales pueden determinar que se supere o incremente ese factor.
90% del total de bacterias enel cuerpo humano se encuentran en el aparato digestivo.
Vivir con síndrome de colon irritable es un reto diario para quienes lo padecen, por eso es necesario cuidar la salud y el bienestar mental con el objetivo de evitar que los síntomas se potencien.
Tratamiento integral, la clave
1. La doctora Patricia Álvarez enfatiza que “para el diagnóstico se requiere atención médica y estudiar al paciente a través de exámenes de sangre y de materia fecal. Y si es necesario descartar con ecografía abdominal otras causas del dolor. En personas mayores de 50 años, si el especialista lo considera pertinente, hacer una colonoscopia para descartar cáncer de colon”.
2. “Hay personas que frente a los dolores abdominales o cambios en el hábito intestinal se automedican o escuchan más las recomendaciones de otras personas. Y así, sin saber, van potenciando los síntomas del colon irritable y cuando llega el momento de ir al especialista, la condición ya está muy avanzada”, dice la doctora Patricia Álvarez. “Es muy importante la consulta médica oportuna”.
3. La función del gastroenterólogo, además de diagnosticar el síndrome de intestino irritable, u otras patologías, es enseñarles a los pacientes a vivir con este trastorno, para evitar la angustia y la depresión, concluye la especialista, “después no sabremos si están primero los síntomas de diarrea o estreñimiento que producen ansiedad y depresión, o si la ansiedad y la depresión están aumentando las bacterias malas y potenciando el síndrome de intestino irritable. Por eso es ideal un tratamiento multisistémico, para enfocarnos en cuerpo y mente”.
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