Durante esta época de celebración es común que las comidas sean abundantes o se descuide la manipulación y ocurra algún tipo de intoxicación. Identifique los riesgos.
Asesora: Catalina Cardona Cifuentes
Médica internista y gastroenteróloga
Llega la temporada de Navidad y Año Nuevo y con esta las ganas de celebrar alrededor de la mesa y una buena comida. Caer en los excesos es entonces una posibilidad a la orden del día. Además, puede ser la ocasión para que un microorganismo ingrese al sistema digestivo y cause algún tipo de intoxicación. Por tanto, es imprescindible prestar atención a lo que se come.
El sitio web MedlinePlus, de la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE. UU., define las intoxicaciones alimenticias como enfermedades causadas por el consumo de alimentos o agua, contaminados con una bacteria, una toxina bacteriana, un parásito, un virus o algún químico. “La mayoría de los casos de intoxicación alimentaria se dan a raíz de bacterias comunes como el estafilococo o la Escherichia coli (E. coli)”, indica la publicación.
Así mismo, es común considerar que la combinación de distintos ingredientes puede ser nociva. Pero a excepción de la intoxicación etílica o por sustancias psicoactivas, desde el punto de vista nutricional, no es usual que se produzcan intoxicaciones por mezclar diferentes tipos de alimentos.
Intoxicación vs. indigestión
Para aprender a identificar si lo que sufre es una intoxicación, la gastroenteróloga Catalina Cifuentes expone que es ideal diferenciarla de una indigestión, pues ambas molestias comparten algunos síntomas. “La intoxicación se produce por una bacteria en la comida o en el agua, pero la indigestión ocurre por la mezcla de ciertos alimentos o su ingesta en exceso”, comenta la especialista.
De acuerdo con la gastroenteróloga, una intoxicación suele ser un proceso agudo y severo, que se presenta incluso con haber ingerido pequeñas porciones de comida. Se caracteriza por un dolor abdominal tipo cólico, que generalmente se acompaña de fiebre, vómito, diarrea aguda y dolor de cabeza. Cuando son casos muy severos, las deposiciones pueden tener sangre y a veces se pueden asociar otras manifestaciones como brotes en la piel o dolores en las articulaciones.
Por su parte, la indigestión se presenta cuando hay un exceso en la alimentación o se comió algo que cae mal por una sensibilidad individual. Puede haber distensión abdominal, dolor, pero no hay fiebre, ni escalofríos o malestar generalizado. “Se experimenta una sensación de llenura persistente, incluso diarrea, náuseas o vómito, pero no otros signos tan agudos como la fiebre, aumento en las palpitaciones o baja en la presión”, aclara la gastroenteróloga. “Hay alimentos que por su composición son de más difícil digestión entonces resultan más pesados para el tracto digestivo, pero no representan una intoxicación como tal”, señala Cardona.
La higiene y el manejo Adecuado de los alimentos es crucial para evitar intoxicaciones alimentarias. Es preciso cuidar lo que se ingiere para
evitar un mal rato.
Tres principios que nunca debe olvidar
La gastroenteróloga Catalina Cardona brinda algunas claves para cuidarse en tiempos de ingesta abundante.
1. Hidrátese ante una intoxicación
A veces pueden ser leves y se pueden manejar desde casa simplemente con hidratación y reposo para que los electrolitos no se disminuyan y pongan en riesgo la salud. No obstante, hay casos más severos que necesitan un manejo hospitalario porque precisan antibióticos y antiparasitarios. Las sales de rehidratación oral, que son las que más se suelen usar, son de libre venta y se pueden tomar sin problema en caso de malestar. También existen algunos antieméticos (fármacos para aliviar las náuseas y prevenir los vómitos) de venta libre. Lo que se debe evitar a toda costa es la automedicación con antibióticos. Lo mejor es consultar.
2. Cuídese con la comida callejera
En ocasiones, cuando se come en la calle, en especial frutas o verduras, lácteos y mariscos, no se tiene un correcto proceso de lavado, lo que hace más susceptible que ocurra una intoxicación. Los alimentos que permanecen en puestos de venta callejera durante todo un día, pueden ser susceptibles de dañarse. Trate de comprar afuera alimentos que estén cocinados y calientes, en sitios donde cumplan las medidas de higiene y con protocolos de bioseguridad, en tiempos de pandemia.
3. Beba con moderación
El metabolismo del alcohol depende de qué tan rápido lo puede procesar el hígado de cada persona. Es un hecho que consumir alimentos altos en grasas, que tardan en ser digeridos, contribuye en cierta medida a que el efecto del licor sea menor. La recomendación es nunca ingerir bebidas alcohólicas con el estómago vacío y hacerlo con moderación. Lo más preocupante, y sobre todo en la época decembrina, es el riesgo de ingerir alcohol adulterado, que puede generar consecuencias muy severas, especialmente en el hígado. Algunos síntomas que le pueden alertar ante una intoxicación alcohólica son cambios anormales en el comportamiento de una persona, estados de conciencia delirantes o convulsiones.