Cuerpo y mente, ambos se ven afectados con esta enfermedad y ambos deben ser tratados.
Asesor jorge j. calle b. -.Siquiatra, adscrito a Coomeva Medicina Prepagada.
¿Le diagnosticaron fibromialgia y tras consultar al reumatólogo este le recomendó visitar también al psiquiatra? Podría sonar extraño, pero no lo es. De hecho, para la elaboración de este artículo la fuente de información fue, justamente, un psiquiatra. Se trata del doctor Jorge Julián Calle Bernal, especialista en dolor y docente de la Universidad de Antioquia, que ha visto y atendido muchos casos de esta enfermedad.
Esta enfermedad la padece 9 mujeres de cada 10 pacientes y si bien fue descubierta hace muchos años, se ha hecho más popular en los últimos 20.
El doctor Calle explica que la fibromialgia es un padecimiento considerado reumatológico, una enfermedad que produce dolor en fibras musculares y articulaciones. Se trata, como muchas otras en la actualidad, de una dolencia crónica de causa desconocida, cuyo síntoma principal es el dolor generalizado en zonas musculares, tendinosas, articulares y viscerales, además de sensación de fatiga, trastornos del sueño y fibrofog –dificultad para concentrarse–.
La literatura médica describe 18 sitios del cuerpo dolorosos, y se supone que si una paciente –eventualmente algún hombre– presenta dolor en 11 de ellos, además de los otros síntomas, ya padece la enfermedad, pero el doctor Calle anota que esta es una visión reduccionista con la que hay que tener mucho cuidado, especialmente al realizar el tratamiento. Con respecto al Síndrome de fatiga crónica, se trata de un padecimiento similar, pero que en este caso no se manifiesta con dolor como la fibromialgia.
Ambas enfermedades están en el grupo de los Síndromes de sensibilización central, descritos por el doctor Muhammad B. Yunus de la Universidad de Illinois, College de medicina de Peoria. En la clasificación, el profesional incluye otros padecimientos como el síndrome de dolor miofascial, el síndrome de vejiga irritable, dolores de cabeza y el síndrome de piernas inquietas, todos ellos con características en común, incluidas el dolor, el sueño poco reparador, el cansancio y una ausencia de patología estructural de los tejidos.
Un tratamiento interdisciplinario
El panorama de las personas que padecen fibromialgia no parece ser muy alentador, pero el doctor Calle tiene la convicción de que un diagnóstico bien realizado, una mirada de cada paciente en su particularidad y un tratamiento interdisciplinario, permitirán una mejoría notoria de los síntomas. En este punto radica, precisamente la importancia de incluir un siquiatra en el proceso: “Hoy en día existen medicamentos para tratar los síntomas físicos de la fibromialgia, pero lo que me ha mostrado a mí y a muchos otros profesionales la práctica, tras ver muchas pacientes, es que esta enfermedad tiene un componente emocional alto, que si no se trabaja, no permitirá que la persona mejore”.
Explica que normalmente la fibromialgia aparece en mujeres muy autoexigentes, con cargas grandes que pueden ser del ámbito familiar o laboral. El diagnóstico puede ser realizado por médico general, internista, reumatólogo o por el mismo siquiatra, y una vez se establece, lo más importante es que trabajen juntos para combatirlo: “Pero no que el internista mande unos medicamentos por su lado y el siquiatra ni se entere, sino que conversen entre ellos, que establezcan un plan de trabajo conjunto; cuando esto no pasa, se de uno cuenta de que incluso a veces los médicos mandamos el mismo medicamento, con nombres comerciales distintos y el paciente no se percata de ello”, explica.
Para el doctor Calle está pues claro, que si no se hace un manejo integral, no se hace nada, de hecho a veces intervienen en el proceso incluso especialistas en terapia de familia, cuando se establece que hay un componente en este campo de la vida del paciente, que contribuye a su condición. Y aquí hay un aprendizaje para muchas otras situaciones médicas que no tienen una causa claramente establecida, y por ende una cura, pues como lo define la Asociación internacional para el estudio del dolor –Iasp, por sus siglas en inglés–: “el dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable, con daño tisular actual o potencial o descrito en términos de dicho daño”.
En ese sentido, subestimar o cuestionar el dolor de otro resulta por lo menos atrevido, pues al existir un componente emocional, no hay manera de establecer una escala única de intensidad. Lo más importante es que las pacientes no se aíslen ni se den por vencidos en la búsqueda del diagnóstico y posterior tratamiento de su enfermedad, en especial en casos como el de la fibromialgia, que ha hecho que muchas sean estigmatizadas o incomprendidas •