Dormir no es solo un periodo de tiempo de la rutina diaria, es algo esencial para la salud física y emocional. No es la interrupción de la vitalidad durante las horas de la noche, es la recarga de esa energía.
Asesor Bernardo Uribe García Neurólogo clínico
Buenos hábitos
Irse a dormir a la misma hora, no llevarse a la cama trabajo ni comida, acondicionar con buena temperatura la habitación, evitar “dormir televisión”, precaver el consumo de bebidas con cafeína en horas nocturnas y la ingesta de alimentos con alta carga calórica son algunas de las prácticas que ayudan a conciliar un buen sueño.
De 90 a 100 minutos dura el ciclo del sueño profundo. En una noche se dan de 4 a 5, según la asociación colombiana de medicina del sueño.
Equilibrio
La falta de sueño hace que las personas presenten cansancio, trastornos de la atención, de la concentración y de la memoria durante el día, además de irritabilidad y humor depresivo en sus actividades diarias. A nivel fisiológico repercute en la habilidad para procesar la glucosa, lo que puede provocar altos niveles de azúcar en la sangre y favorece la diabetes o un aumento de peso. También provoca la disminución de la temperatura corporal.
50% de la población mundial ha presentado en algún momento de su vida trastornos del sueño, según la asociación colombiana de medicina del sueño.
Dormir plácidamente
Durante el sueño el cerebro se repara: consolida la información y memoria recibidas durante el día y libera las sustancias químicas que mejoran el sistema circulatorio. Los trastornos del sueño afectan no solo las noches sino la actividad durante el día. Buscar ayuda especializada en caso de no lograr una compensación en el dormir es la mejor alternativa.
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