Es una inflamación o infección de la parte externa del oído y del conducto auditivo, que se presenta de manera más común en los niños o personas que pasan mucho tiempo en el agua.
Sin embargo, estar en el agua no es la única causa de esta otitis. Puede ocurrir junto con una infección respiratoria o resfriado o como consecuencia de una lesión, eczema o por un objeto atascado, de acuerdo con la enciclopedia médica Medline Plus.
El principal síntoma de la otitis del nadador es el dolor de oído que se intensifica al hacerse presión sobre la parte externa del oído o, en muchas ocasiones, al masticar. También puede presentarse picor y sensación de que el oído está tapado y en momentos más avanzados de la infección, hinchazón y secreción amarilla o verdosa. (Lea también: Deporte en adolescentes: Guiar y no obligar)
Ante estos síntomas, la mejor opción es consultar con un especialista lo más pronto posible para evitar complicaciones. El tratamiento generalmente es por medio de unas gotas óticas que contienen antibióticos por 10 y 14 días, y análgésicos para disminuir la sensación de dolor. En otras ocasiones, puede recetarse antibióticos orales, corticosteroides o gotas con vinagre, según criterio médico.
Evitar nadar o mantener la cabeza bajo el agua mientras tenga la otitis y esté en tratamiento. Al ducharse, poner un poco de algodón en los oídos para evitar que el agua ingrese a ellos y evite limpiarlos con copitos, porque pueden aumentar el riesgo de infección y llegar a ser peligrosos para el conducto auditivo.