Con más de 5.000 años de tradición, esta disciplina originada en India, es más que una serie de posturas y ejercicios que conectan mente y cuerpo. Es una practica que ayuda a combatir el estrés y enfermedades cardíacas, digestivas y respiratorias.
Está concebida como una terapia complementaria y alternativa a la rutina de ejercicio tradicional, que se basa en la concentración y adecuada respiración. Practicarla regularmente libera tensiones y calma el ánimo.
Aumenta el flujo de sangre y oxígeno a cada parte del cuerpo, mejora la utilización de glucosa en los músculos y la liberación de insulina. Sus beneficios son innumerables y van desde reducir los síntomas de la menopausia, el insomnio y la fatiga hasta controlar la depresión en mujeres embarazadas. Además, refuerza la capacidad del sistema inmunológico para combatir enfermedades, incluido el cáncer.
Pablo Saldarriaga, profesor y estudioso de esta disciplina, precisa que «a nivel emocional, ofrece calma y paz, la mente se sosiega y viene la capacidad de entender, de autoconocerse, de vivir momentos de plenitud. De entender con claridad las respuestas frente a las preguntas que todos tenemos acerca de nuestra vida».
Para iniciarse en el yoga es conveniente asesorarse por un experto, pues a pesar de que todas las personas son aptas para practicarlo, no todas pueden realizar las mismas posturas. Comprometerse con esta disciplina y convertirla en un hábito hace parte de llevar una vida saludable, acompañada además de una alimentación equilibrada y ejercicio físico.