Las glándulas salivales de la boca producen entre 1 y 2 litros de saliva al día. Si esta no existiera, sería difícil la ingestión de los alimentos, así como detectar el sabor de los mismos.
Este fluido está formado en un 95% por agua. Además, de contar con componentes como fosfato, bicarbonato, calcio, lisozima, y diversas enzimas, que le permiten cumplir con una variada gama de funciones.
Según la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la saliva es un eficiente método diagnóstico para detectar enfermedades como la diabetes, la presencia de oncogenes, fibrosis quística y anticuerpos de virus de Sida. Y revela, además, que esta ayuda a cicatrizar las heridas.
El estudio del Instituto Nacional de Investigaciones Dentales y Craneofaciales, de Estados Unidos, resalta su valor predictivo: “A través de las hormonas que contiene y de otras sustancias químicas que alberga, puede conocerse si la persona fuma, está estresada o, en el caso de una mujer, cuál será su día de ovulación”. Conozca otras funciones de la saliva.
- Termorreguladora: el agua de la saliva absorbe el calor del cuerpo, refrescándolo.
- Gustativa: se encarga de disolver los compuestos químicos que se desprenden de los alimentos al masticarlos. Gracias a esto los botones gustativos de la lengua son estimulados y transmiten al cerebro las sensaciones del sentido del gusto.