La salud del sistema inmunológico, el corazón, la piel y las encías dependen en un grado alto del consumo de esta vitamina, que además, es considerada como un potente antioxidante, es decir, ayuda a combatir el daño causado por el paso del tiempo en el cuerpo.
Aunque durante décadas se ha considerado que puede prevenir el resfriado, nuevos estudios han descubierto muchos más beneficios, incluso uno realizado por la Universidad de Kansas, Estados Unidos, determinó que el consumo de ácido ascórbico en altas dosis ayuda a luchar contra el cáncer, potenciando los efectos de la quimioterapia y resulta ser de gran ayuda para enfermedades graves, como un tipo de tuberculosis que es resistente a los medicamentos.
Al contrario de lo que se cree, el limón y la naranja no tienen alto contenido de la vitamina C. En cambio, la guayaba, el kiwi, las fresas, la coliflor y la espinaca llegan incluso a superar el requisito diario aconsejado por la Organización Mundial de la Salud, de 45 miligramos diarios.
El médico nutricionista, Antonio Costanzo, citado por el diario online BBC Mundo, advierte que es más saludable y recomendable consumir este tipo de vitaminas y los minerales a través de la comida que vía suplementos.
Además, el especialista afirma que los alimentos que contienen mucha vitamina C son a la vez altamente calóricos. La recomendación es mantener un balance adecuado para no caer en excesos y sacarle el mayor provecho a cada bocado que se consume.