Un linfoma es una forma de cáncer que afecta las células defensivas del sistema inmunitario, el mismo que ayuda al cuerpo a combatir infecciones y enfermedades.
Es debido a que el tejido linfático se encuentra en todo el cuerpo, que este tipo de cáncer puede surgir en cualquier parte del organismo y ocasionar, según el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos, dos tipos generales de linfoma: el de Hodgkin y no Hodgkin, pudiéndose presentar tanto en niños como en adultos.
Por regla general, explica la página Dmedicina.com, los linfomas se presentan como ganglios linfáticos de tamaño abultado cuando aparecen en zonas accesibles como el cuello, las axilas o la ingle y son de difícil diagnóstico en zonas como el abdomen. Se manifiestan con síntomas generales como fiebre superior a los 38 grados, sudoración nocturna y pérdida inexplicable de peso.
Es fundamental que si una persona se nota masas abultadas en las partes del cuerpo anteriormente mencionadas, y los síntomas persisten por más de dos semanas, consulte de forma prioritaria con su médico. El tratamiento de un linfoma depende de los siguientes factores: el pronóstico, la edad y el estado general del paciente.
El 15 de septiembre de cada año es el Día Mundial del Linfoma, fecha que busca concienciar a la sociedad sobre los factores de riesgo, cuidados y tratamientos de esta enfermedad.