Aunque la sangre en su gran mayoría está compuesta de los mismos elementos en todas las personas, las pequeñas variables que la diferencian hace que si una persona recibe sangre incompatible con la suya pueda sufrir una reacción severa.
La diferencia entre los tipos existentes de sangre radica en una proteína o antígeno que se encuentra en la superficie de las células rojas, como un marcador químico que tiene la función de diferenciar cuáles células son propias del cuerpo y cuáles no lo son.
Estas proteínas se clasifican en dos tipos: A y B. De aquí que con estas dos letras se les denomine a dos de los tipos principales de sangre. Quienes no tienen el antígeno A ni el B, entran en la clasificación O, mientras que alguien con ambas proteínas pertenece al grupo AB.
La subdivisión entre cada grupo depende del RH, positivo o negativo, el cual determinará la compatibilidad entre los mismos grupos. La Cruz Roja Española explica que los grupos RH negativos pueden donar a las personas de su mismo grupo sanguíneo, tanto si son positivos como negativos, mientras que los RH positivos sólo son compatibles con los positivos.
El 85% de las personas son Rh positivas, mientras que el 15% restante son Rh negativas.
Los llamados donantes universales son aquellas personas con RH O negativo, cuyo tipo de sangre es compatible con todos los grupos sanguíneos por lo que pueden donar su sangre a cualquier otro ser humano sin ocasionar ninguna reacción agresiva en su torrente sanguíneo. Sin embargo, estos solo pueden recibir sangre de alguien de su mismo grupo.
En el siguiente cuadro representa la compatibilidad entre donantes y receptores.
Le puede interesar: Donar sangre es un acto de generosidad