Casados con 20 años y más de convivencia reportan estar más felices que cuando contrajeron nupcias y gozan de mayores niveles de aprecio mutuo, cercanía y alegría.
Dos investigadores de la Universidad de Pensilvania y de la Universidad Brigham Young, respectivamente, hicieron este hallazgo en un estudio que siguió a más de 1.600 parejas desde 1980 hasta el año 2000. Al analizar a este amplio grupo por dos décadas, vieron algo que muchos otros trabajos no habían logrado, dada su limitada duración: cómo van cambiando los matrimonios a lo largo de un periodo extenso. “Buena parte de los estudios tiende a asumir que la calidad de la relación se deteriora en la mayoría de parejas”, señalan.
Pero en este estudio encontraron que “con el paso de los años crece el abismo entre las parejas que se divorcian y las estables”, explican. Esa distancia radica en que las parejas que mantuvieron el vínculo aprendieron a comprometerse, a resolver sus conflictos, a negociar sus diferencias y aceptar la idiosincrasia de su pareja. “En la medida en que lo hacen, la relación es más pacífica”, señalan. Las que decidieron separarse, por el contrario, discuten fácilmente, sienten que el otro las hiere en todo momento, son celosas y críticas, evitan hablar y en ocasiones tienen relaciones extramatrimoniales. (También le puede interesar: Claves para un matrimonio feliz y exitoso según la ciencia).
Así, esta conclusión cambia el estereotipo que han forjado estudios anteriores al asegurar que el recorrido inevitable del matrimonio es una cuesta abajo. Para el estudio resulta difícil predecir cuáles parejas lograrán salir airosas, pero lo más probable es que permanecerán unidas aquellas que tengan un compromiso por el vínculo y por cuidar del otro. El panorama para los que perseveran es positivo: una vida llena de felices interacciones y casi exenta de peleas.
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