En un ataque cardíaco, el corazón sigue latiendo, mientras que un paro cardíaco deja de latir.
También conocido como infarto, en un ataque al corazón el corazón continúa en operación pero la sangre no llega hasta allí o a una parte de él. Lo que suele pasar porque las arterias que se encargan de llevar la sangre oxigenada hasta este órgano están obstruidas. Si el episodio es muy fuerte puede provocar un paro, pero no al revés.
Un paro cardiaco, por su parte, es igual que uno cardiorrespiratorio, lo que significa que los pulmones también dejan de funcionar. En esta situación, el ritmo de los latidos del corazón se altera, provocando arritmias, entonces late más rápido o más lento de lo que debería, lo que provoca un paro cardiaco.
La atención efectiva en los primeros minutos de ambos episodios marcan la diferencia entre la vida y la muerte. Controlar factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo, el sedentarismo y la mala alimentación, ayuda a evitar que este tipo de casos se presenten.
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