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Acompañar en la adolescencia

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Aceptar los cambios y ser comprensivos son aspectos que ayudan a los jóvenes en esta etapa de la vida.

Asesor: Omar Salazar – Médico psiquiatra

Aunque la adolescencia sea una fase mediada por la incertidumbre, debido a los cambios que trae consigo y a que pareciera que todo va más deprisa, las estrategias adecuadas para acompañar a los jóvenes en este proceso pueden hacer que ese transitar hacia la adultez sea más ameno.

La primera clave para apoyarlos es evitar predisponerse y derribar los mitos que hay sobre ellos, señala el médico psiquiatra Omar Salazar. “Se dice que los adolescentes son difíciles o que son rebeldes, pero en realidad la mayoría están bien adaptados y tienen una buena relación con los padres”.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que durante esta etapa sí se presentan cambios que generan cierta inestabilidad emocional, buena parte correspondientes al influjo hormonal que aparece durante la pubertad. “En las mujeres, los estrógenos aumentan la probabilidad de crisis ansiosas y depresivas o de inestabilidad emocional, sobre todo previo a la menstruación. Por su parte, la testosterona en los hombres, puede producir aumento de la agresividad, pero estos cambios no significan alteraciones demasiado graves de la conducta”, destaca el especialista.

Ante estas condiciones, otra estrategia que funciona en el trato con los adolescentes es la tolerancia. En la medida en que haya más capacidad de comprensión, la inestabilidad emocional no afectará la convivencia y podrá manejarse en la cotidianidad.

“Cuando el conflicto implica agresividad física, ruptura de la comunicación, una convivencia muy difícil o fallas académicas, o cuando hay problemas de adaptación social, amerita la consulta a un profesional. Sin embargo, en términos generales esos comportamientos no son graves”, indica el psiquiatra.

Escoger las batallas

El especialista también sugiere saber escoger qué batallas dar y cuáles no, para evitar que la confrontación sea permanente. De igual forma, intentar ser más flexibles sobre ciertas normas, teniendo en cuenta que a un adolescente ya no se le puede tratar como a un niño. “Hay que evitar la excesiva rigidez. No se puede chocar con ellos todo el tiempo porque tienen el cuarto desordenado o porque usan jerga juvenil, por ejemplo, pues así hablan y es normal. Está bien exigir respeto en la casa, pero no pelear con ellos”.

Otros de los aspectos en los que puede cederse un poco es en el horario de dormir y las horas de las comidas, sobre todo porque con los cambios a veces se les quita el apetito o pueden estar de mal humor, “lo que no se puede tolerar es el consumo de alcohol y sustancias psicoactivas”, puntualiza el psiquiatra.

De igual forma, para entender a los chicos que atraviesan por la adolescencia, es útil estudiar y conocer las características de esta etapa del ciclo vital. “Durante la consulta, por ejemplo, les recomiendo a los padres que lean mucho sobre la adolescencia, para que puedan entender de qué se trata esta etapa. Entre mejor preparados estén, los cambios no los van a tomar por sorpresa”, argumenta Salazar.

Fomentar hábitos

Pero la preparación para vivir la adolescencia con los hijos no empieza justo cuando ellos han comenzado a experimentar las transiciones propias de esta etapa. Por lo que un acompañamiento más efectivo realmente se logra cuando desde la niñez se han fomentado hábitos de vida, como la disciplina y la responsabilidad.

“En el período de preadolescencia hay que estimular la independencia y la autonomía. Que vayan asumiendo responsabilidades acordes con su edad y tengan obligaciones y compromisos en la casa, de manera que cuando llegue la adolescencia sean bastante autónomos”, específica el médico. De esta manera, la autonomía permite que los padres puedan dar una libertad progresiva e ir ajustando las normas disciplinares de acuerdo al momento.

Acuerdos

Durante esta etapa también se incrementa el deseo de socializar, por lo tanto es necesario que haya acuerdos entre los padres o adultos responsables para los permisos y las salidas, “se trata de negociar a qué reuniones se les deja asistir y hasta qué hora”, comenta el especialista.

Es necesario estar preparados para el inicio de las relaciones afectivas y fomentar una buena comunicación y educación sexual, “esto permitirá que los jóvenes tomen decisiones acertadas frente a su sexualidad. Y cuando el adolescente manifieste que empezó su vida sexual, o los padres lo detecten, es importante poner a su disposición los métodos anticonceptivos adecuados”, dice el médico.

Si bien los adolescentes de hoy tienen unas características que los hacen diferentes a las generaciones anteriores, acompañarlos es más sencillo desde el amor y el entendimiento. “No son mejores ni peores que los adultos, solo son diferentes”, concluye el doctor Salazar.

Comprender cada fase

De acuerdo con el especialista, la adolescencia, que es un proceso que se caracteriza por unos cambios entre la niñez y la adultez joven, se desarrolla en tres etapas:

1. Etapa puberal: cambios físicos, que se manifiestan primero en las mujeres. Se da entre los 12 y los 14 años.

2.La adolescencia intermedia o nuclear: son típicos los cambios psicológicos, tales como actitudes de tipo existencial, búsqueda de la identidad, alguna rebeldía, un marcado interés por la socialización, la conformación de grupos y la pertenencia a otros. Sucede entre los 14 y los 16 años.

3.La adolescencia juvenil: llega con cambios a nivel social, como la búsqueda vocacional, la terminación de la secundaria, el inicio de la vida laboral o de la vida universitaria, entre otros. Ocurre después de los 16, pero la frontera entre esta etapa y la adultez joven es difusa.

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