Para cultivar relaciones duraderas es ideal que la pareja pueda alinear sus expectativas y exprese de manera abierta sus deseos. No es cambiar al otro, sino conciliar y ceder por el bien de los dos.
Asesora Claudia María Moreno Gómez – Psicóloga, adscrita a Coomeva Medicina Prepagada
Poder compartir momentos con alguien que se ama profundamente es una de las mejores sensaciones que se pueden experimentar.
La compañía hace tan especial la existencia, que la persona decide abandonar su cómoda soledad para involucrarse y construir una nueva vida en pareja. Sin embargo, así como deciden casarse o irse a vivir juntos, también se separan y eso hace que sean frecuentes las dudas y los temores para decir “sí”.
“Creo que muchas de las relaciones empiezan con la intención de ser duraderas. Es decir, no comenzamos en una relación pensando en que esta podría terminar. Existe añoranza, esperanza, amistad, expectativa y el miedo puede presentarse al pensar que todos esos sueños podrían derrumbarse en un momento inesperado. El temor puede aparecer al ir descubriendo que los objetivos cambian”, explica la psicóloga Claudia María Moreno Gómez.
Cuando las expectativas y los objetivos parecen alineados y finalmente se producen las uniones, también afloran otros miedos porque no es fácil lidiar con aspectos del otro que antes de la convivencia no se percibieron o se obviaron por la necesidad de tener compañía.
En el camino
Aunque sentir temor al fracaso es normal, centrarse en ello puede hacer crecer la sensación de que el otro tiene muchos defectos y se tiende a exagerar. “Cuando dos personas desean compartir sus vidas, están considerando que existen algunas cosas en común (identidad, se acomodan fácilmente, se comunican sin dificultades), pero en muchos momentos esas realizaciones se van rompiendo al cambiar los intereses, se descubre que hay dificultades, la comunicación no fluye, aparecen molestias que no se habían expresado y ya el encantamiento no es tan interesante”, destaca la especialista.
Dichas asimetrías pueden profundizarse si al miedo a fracasar se suman problemas de comunicación, incubados en silencios que buscan evitar la discusión o expresar molestias para que el otro no se incomode.
Otros temores se generan de las idealizaciones y en tratar de amoldar a la pareja a eso que cada uno imaginó que es, pero que nunca le consultó cuando se tomó la decisión de unirse. “Creo que el miedo a aceptar al otro es muy frecuente y existe un continuo deseo de cambiar lo que no gusta. El cómo duerme, cómo come, cómo se relaciona, cómo interactúa, que si bebe, que si es grosero; pensamientos que se cree van a modificarse cuando vivan juntos y eso no es cierto”, explica la psicóloga. (Le puede interesar: Ruptura amorosa, ¿cómo superarla?).
El problema de esas diferencias y de no acoplar las expectativas es pretender que el tiempo vaya resolviendo todo, lo que puede desencadenar rabias y resentimientos que empiezan a dañar la convivencia. Ahí radican algunas de las principales razones para que por cada tres matrimonios que se producen en el país también ocurra un divorcio.
Trascender el miedo
El miedo a fracasar en pareja puede superarse si hay voluntad de lograr acuerdos que beneficien a ambos, se acepta al otro sin pretender cambiarlo y se le respeta en su individualidad. “La personalidad no se negocia; sí los intereses. Es decir, yo no puedo negociar componentes esenciales de mi personalidad. Se pacta sobre aspectos que interfieren en una buena comunicación y que hacen que los imaginarios entren en choque con la otra persona.
Específicamente me refiero a que, por ejemplo, cuando mi familia o mis amigos no son del agrado de la otra persona no puedo dejarlos de lado, lo que sí puedo aceptar es que la otra persona no asista a eventos en los que comparta con ellos”, indica la experta.
La claridad así como establecer cuáles son las cosas que cada uno está dispuesto a ceder —entendiendo esto como comprensión y aceptación, no como sumisión— hará vencer los temores y florecer la relación cuando el otro es realmente esa persona con la que se quiere ir acompañado por toda la vida.
¿De qué hablar?
Entre algunos de los temas que obvian las parejas cuando inician una relación y que deberían ser abordados cuando se decide convivir se destacan los factores económicos, el tener o no hijos, así como su crianza, y alinear los proyectos de mediano y largo plazo.
Cifra: 65 mil matrimonios, aproximadamente, se registran en Colombia cada año. Las separaciones son cerca de 25 mil.