Si bien cada caso es distinto, identificar pequeños con altas capacidades es importante para su normal desarrollo.
Asesor Richard Giraldo Arcila – Neuropsicólogo
Estudios revelan que del 20 al 25 % de los niños superdotados presentan dificultades sociales y emocionales. Cuando se habla de niños genios, con capacidades excepcionales o superdotados, entre los padres y familiares de estos pequeños pareciera que existe más una suerte de narcisismo que una preocupación real por atender e identificar sus necesidades, por optimizar su rendimiento académico, así como su desempeño social y emocional. ¿La razón? Entre los padres y profesores el concepto de superdotado aún es desconocido y, mucho más, la forma en qué debe manejarse esta población.
¿Cómo definir entonces a un niño con capacidades excepcionales? Para muchos, la definición se limita a unas increíbles habilidades matemáticas o de lectura, una idea pobre y limitada, pues los expertos hablan de otras áreas que trascienden los procedimientos intelectuales.
De acuerdo con un artículo publicado por Adrián García Ron y José Sierra Vázquez en la Asociación Española de Pediatría (AEP), aunque «no existe una definición precisa del niño superdotado, ya que es una población muy diversa y su alta capacidad cognitiva puede expresarse de distintas formas, se les define como aquellos que muestran una elevada capacidad de rendimiento en las áreas intelectual, creativa y/o artística. Las características psiconeurológicas de su entorno sociocultural y de su personalidad pueden llevar a la aparición de problemas en la esfera personal, académica y social».
La diferencia los hace vulnerables
El hecho de «no ser cómo los demás» es el aspecto sobre el que las investigaciones hacen especial énfasis, pues demuestran que por esa razón los niños superdotados son más vulnerables a la ansiedad y a la depresión, un fenómeno que, de acuerdo con el neuropsicólogo Richard Giraldo Arcila, los lleva a querer ser como los otros y a ocultar sus capacidades para evitar el acoso escolar, para no generar celos o envidia entre sus compañeros y tener más amigos o ser más aceptados.
Así las cosas, la soledad o el aislamiento suele ser común en estos niños y adolescentes como un mecanismo de protección, lo que se traduce, a su vez, en estrés, depresión y ansiedad. Estos comportamientos son comunes en niños con superdotación intelectual y pueden manifestarse, además en rebeldía y negación, con enuresis (orinarse en la cama), dolores de vientre y terrores nocturnos.
Por su parte, la psicóloga Shirley Kokot, señala también que, en el caso de los niños con capacidades excepcionales es normal la depresión existencial prematura, «por su capacidad de absorber información acerca de eventos turbulentos y su incapacidad para entenderlos». Este tipo de depresión se da porque estos niños tienden a ser idealistas y experimentan frustración cuando no alcanzan sus propósitos. Además, cuando quieren compartir este tipo de preocupaciones descubren que otros pares no tienen esas inquietudes, lo que los hace sentirse diferentes.
El neuropsicólogo Giraldo agrega que, estos niños tienen, adicionalmente, un desarrollo asincrónico, es decir «conceptos adelantados para su edad. Por ejemplo, siendo muy pequeños piensan en la pobreza en el mundo y tienen cierto perfeccionismo, lo que les genera temor al fracaso, se plantean objetivos muy elevados y no cumplirlos les provoca insatisfacción. En muchas ocasiones, padres y profesores les exigen más de lo normal y eso los lleva a experimentar cierta frustración por no lograr las cosas, dado que los estándares que les imponen son más altos».
No obstante, contrarias a las manifestaciones comunes de la depresión en adultos, en estos casos los niños pueden tornarse, a menor edad, más agresivos de lo normal. Prefieren hacer las cosas solos y tienen llanto frecuente e inexplicable. Incluso, dependiendo de la etapa pueden expresar claramente lo que sienten.
Ser niño no tiene por qué ser complicado
Está claro que tener un hijo con capacidades excepcionales suele ser motivo de orgullo para sus padres, sin embargo, la recomendación del neuropsicólogo es permitirles que disfruten de las cosas, «el hecho de que sea un niño superdotado no significa que todo tiene que salir perfecto, hay que permitirles que se equivoquen porque están aprendiendo. A veces, lo que mide el conocimiento no son las notas académicas».
Por ese motivo, para el manejo de este tipo de niños y adolescentes los expertos sugieren reforzar las habilidades sociales e interpersonales de estos pequeños, pues si bien en ellos son escasas, potenciarlas los blinda contra la depresión. Urge en la academia la adaptación curricular para esta población, pues en ocasiones, no encuentran interés en lo que aprenden, lo que termina en fracaso escolar porque son calificados de manera inadecuada y estigmatizados con una supuesta falta de interés por las actividades académicas.
Que padres y profesores identifiquen a estos niños, más la colaboración de un equipo interdisciplinario que oriente y confirme el diagnóstico, es fundamental para garantizar un entorno más amigable para ellos, considerado un grupo de riesgo debido a las complicaciones que pueden presentar en el aspecto personal, social y académico.
Finalmente, la combinación de la terapia psicológica y psiquiátrica es la clave para mejorar los niveles de ánimo en los niños superdotados, sumado a la sensibilización de padres y familiares.
Los niños superdotados poseen una inteligencia superior, gran creatividad e imaginación y una curiosidad insaciable que les faculta para el aprendizaje autónomo. Cualidades que les convierten en especiales.
10 claves para identificar un superdotado
- Desarrollo precoz del lenguaje.
- Elevada capacidad de memoria.
- Leen con facilidad antes de los cuatro años.
- Disfrutan leer.
- Tiene gran riqueza léxica.
- Les gusta plantear y resolver nuevos problemas.
- Tienen talento en áreas específicas.
- Suelen despistarse ante tareas de rutina o irrelevantes para ellos.
- Se interesan por temas trascen- dentales: moralidad, justicia, guerras, etc.
- Tienen avanzado sentido del humor y sensibilidad; y son perfeccionistas.