Los trastornos de la conducta alimentaria no son solamente las conocidas anorexia y bulimia. Existen otros comportamientos que llegan a ser peligrosos para la salud.
La búsqueda de las medidas perfectas, puede terminar llevando a acciones no tan sanas para el organismo. Cuando más allá de llevar una dieta balanceada y practicar ejercicio, una persona termina obsesionándose con la alimentación, puede caer en comportamientos que han sido declarados como enfermedades alimenticias en el último Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales.
Uno de ellos es el denominado trastorno de ingesta de alimentos evitativo – restrictivo. Se trata de una condición, en la cual la persona restringe tanto los alimentos que consume que termina cayendo en una desnutrición.
Aunque no llegan a bajar de peso, tanto como quienes sufren anorexia, las personas con este trastorno se obsesionan por la comida saludable y por no sobrepasar ciertos estándares que se autoimponen en cuanto a niveles de calorías, grasas, azúcares, entre otros, lo cual los lleva a eliminar de su dieta diaria muchos alimentos indispensables para su correcta nutrición.
Este comportamiento los conduce a sufrir deficiencias vitamínicas y nutricionales que pueden llevar a una anemia y, en casos más graves, a tener que depender de una nutrición artificial para poder recuperar el peso y la salud.
Algunas recomendaciones para identificar y combatir estos desórdenes alimenticios:
- Como familiares, estar atento a los comportamientos obsesivos relacionados con la belleza que puedan tener quienes nos rodean. Si bien, la vanidad es buena en su justa medida, cuando hay una fijación por tener unas medidas perfectas se pasan límites.
- Es posible interrumpir los pensamientos obsesivos con la comida. Propóngase más que una alimentación rigurosamente estricta, tener hábitos saludables, incluyendo alimentos de todos los grupos alimenticios en las 5 comidas del día.
- Conéctese consigo mismo, hable de su vida con otras personas y permita que conozcan sus gustos y necesidades.
Así como con la anorexia, este trastorno afecta con mayor frecuencia a mujeres y jóvenes y no responde a una decisión voluntaria de la persona sino que, por su grado de intensidad, representa un trastorno mental que debe ser diagnosticado y tratado.