Hablar es una de las principales herramientas de comunicación, y el primer año de vida de una persona es de vital importancia para el aprendizaje de ese lenguaje oral.
Problemas auditivos (sordera), con la voz (disfonía o los causados por el labio leporino o paladar hendido), tartamudeo, discapacidades del desarrollo, problemas de aprendizaje, trastorno del espectro autista y lesión cerebral son algunas de las causas que pueden ocasionar su fluido desarrollo.
Según el portal kidshealth, hay niños en quienes el habla se desarrolla más despacio de lo habitual, por lo que se recomienda a padres de familia observar si hay retrasos en otras áreas de la fase inicial para determinar si es necesario buscar ayuda profesional.
«El gorgojeo y el balbuceo son las primeras etapas del desarrollo del habla. Cuando los bebés se hacen mayores empiezan a unir sonidos, a incorporar las distintas entonaciones del habla y a decir palabras como mamá y papá. Antes de los 12 meses, deberían ser receptivos a los sonidos y empezar a reconocer nombres de objetos de uso común», explica la página especializada en temas infantiles.
El portal MedlinePlus advierte que algunos problemas del habla y la comunicación pueden ser genéticos, además, indica que en el primer grado de enseñanza les puede ser útil a los menores la terapia del habla y del lenguaje, pues aproximadamente 5% tienen problemas del habla notorios.