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¿En realidad hago el trabajo que quiero?

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Coherencia, paz y equilibrio, en la búsqueda de estas tres cosas es posible toparse con la actividad profesional u oficio que mejor se ajuste a la vida de cada quien.

La existencia de un ser humano es una sumatoria de dudas, pocas certezas en un camino en el que cuando se resuelve algo, aparece otra inquietud. Pasa con la carrera elegida, pues como dice el consultor Ricardo Torres, ingeniero de sistemas de la Universidad de los Andes (nunca ejerció), con especializaciones en gerencia de proyectos y gerencia del talento humano, difícilmente una persona sabrá si estudió lo que de verdad quería o lo que lo llevaría a hacer aquello que deseaba.

Y la duda en sí no es mala, el tema es cuando además de ésta hay síntomas en el quehacer cotidiano que demuestran que las cosas no van por buen camino: ir al trabajo no le genera entusiasmo, sino angustia, estrés. Muchos lo han sentido y no todos han necesitado un giro en su carrera u oficio, lo importante es saber moverse de la zona de confort y en caso de descubrir que es tiempo de cambiar de actividad o empresa, ser capaz de dar el paso.

“Pero a veces preferimos quedarnos quietos sujetándonos al ‘falso éxito’ que suponen los medios adquiridos: estatus, carro, casa, beca…, un miedo a perder lo que la sociedad nos reconoce, por eso muchas veces se vuelve a la zona de confort y suele pasar que las personas solo se cuestionan de verdad acerca de su felicidad interior, en momentos de un gran estrés”, anota Ricardo, que no solo predica, sino que practica y que hace unos años dejó su trabajo en temas de estrategia en una consultora internacional, para dedicarse a gestión humana, en lo que algunos colegas vieron como absurdo, ni qué decir la decisión de moverse de Bogotá a Medellín, después de vivir también en Chicago y Madrid.

“Ya sé que no quiero hacer”

Del dicho al hecho hay un trecho y encontrar un nuevo rumbo no resulta tan fácil, así que un buen punto de partida es desde la claridad de lo que no se quiere hacer: “todos tenemos claras algunas cosas que no disfrutamos, entonces podemos empezar por descartarlas”, anota Ricardo. Se trata de descubrir aquella actividad que le permita a la persona encontrar un propósito en el ser y en el hacer, y para lo que además tenga aptitudes, porque no solo se necesita el deseo de hacer algo, hay que tener las habilidades necesarias para ello; la tarea entonces es descubrir, descartar, aprender.
Una vez se ha encontrado ese camino –que no tiene que ser eterno–, hay que considerar otros asuntos como el ceder y el sacrificar: “yo quiero ser piloto, pero no quiero dejar de parrandear; quiero dedicarme al ciclismo, pero me da pereza entrenar”, reflexiona Ricardo, aludiendo a que en la vida no es posible tenerlo todo y que cuando se dan estos giros, hay que estar dispuesto a cambiar el curso de las cosas.

Así lo vivió Ángela Olaya, una ingeniera de procesos que trabajó en el Grupo Orbis, y que justamente tuvo a su cargo proyectos enfocados en la gestión del cambio, acompañando a empleados de la organización para aceptar y acomodarse a las transformaciones que se daban en la misma. Entonces en medio del proceso, ella misma se hizo la pregunta: “Estoy acompañando a otros para que asuman los procesos de cambio del grupo empresarial, ¿y estoy siendo yo feliz en el proceso?”.

La respuesta fue no, ya no quería formar parte del cambio de la organización, en su caso no porque no le gustara su trabajo, sino porque no le estaba dejando tiempo para sus hijos, y como siempre había soñado con ser mamá, tomó la decisión de dejar su empleo, aunque continúa como consultora externa, y hoy tiene más tiempo para compartir con sus niños. Para todos funciona distinto, algunos, como dice Ricardo, se lanzan al vacío sin saber cuál será el próximo paso, lo cual resulta más apasionante para este consultor, otros, por su parte, solo se sueltan cuando saben cuál es el paso siguiente; ninguna opción es mejor que otra, pero siempre conviene tener plan A y plan B, aunque no haya certezas.

Para tener en cuenta

Si está pensando en dar un giro en su carrera o trabajo, considere algunas cosas antes:
Pregúntese cómo se ve en unos años, por aquí empezará a encontrar respuestas.
Si fuera libre financieramente, ¿qué haría?
Estime los costos mínimos para cubrir las necesidades básicas, dejando de lado lo no indispensable.
Planee, revise sus ahorros, proyecte cómo vivirá un período (un año), mientras se ajusta a su realidad.
Al emprender la nueva actividad, estudie para adquirir los conocimientos que le hagan falta.
Resulta fundamental tener confianza en sí mismo y contar con el apoyo de la familia.

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