Hallazgos científicos alrededor de esta enfermedad progresiva ponen en perspectiva la posibilidad de encontrar un tratamiento.
Es normal que con el envejecimiento se presente una reducción de la memoria, que no afecta la vida cotidiana, pero cuando hay un impacto notorio es fundamental encontrar la causa. “Pueden ser muchas, a cualquier edad, como la deficiencia de vitamina B12 o el hipotiroidismo; en ocasiones la diabetes, la dislipidemia (colesterol alto), la hipertensión, problemas nutricionales e incluso la depresión. No necesariamente se trata de enfermedad de Alzheimer”, comenta el neurólogo Francisco Javier Lopera Restrepo, docente investigador y coordinador del Grupo de Neurociencias de Antioquia.
Con respecto al Alzheimer, que es la forma más común de demencia y el campo de estudio de Lopera, se identifican dos grupos: genético y esporádico. El primero solo representa al 1% de los pacientes con esta enfermedad en el mundo. “Hablamos de una herencia autosómica dominante, es decir, que se recibe un gen de causalidad mutado que hace que se desarrolle. Ese gen causa la enfermedad”, explica el experto. Por su parte, el segundo tipo, que abarca un 99% de los casos, “tiene una genética distinta a la autosómica dominante, no hay genes de causalidad, pero sí de susceptibilidad”, aclara.
Si bien del genético se conoce el origen, en el esporádico no hay tanta claridad. “Se sabe que los genes de susceptibilidad influyen, pero no son la causa. Puede tratarse de la combinación de múltiples factores, pues también se ha dicho que el 40% de las demencias responde a factores de riesgo modificables”, añade el neurólogo. La actividad física diaria, por ejemplo, es fundamental para combatir el sedentarismo, otro de los factores de riesgo.
Descubrir la clave
¿Eventualmente se podría curar? El neurólogo Francisco Lopera señala que el hallazgo más interesante sobre el tema es haber encontrado una variación protectora de la enfermedad en una mujer portadora de una mutación. “Tenía 70 años y no presentaba ningún síntoma y la mutación que ella portaba normalmente los produce entre los 44 y 49. Finalmente identificamos que era la única persona que tenía un gen de Alzheimer y otro protector contra él, al mismo tiempo”, señala.
El especialista afirma que en esta demencia dos impurezas proteicas se depositan en el cerebro y lo destruyen: el amiloide y la proteína tau, “esta señora tenía protección contra esta última, eso retrasó 30 años el inicio de los síntomas. Seguimos estudiando cómo estaba protegida, eso nos da una pista para la cura de la enfermedad. Poder coger esa información genética e inocular a alguien con riesgo o desarrollar un medicamento que haga lo mismo y retrasar la aparición”, concluye .
Disminuir incidencias
El investigador Francisco Lopera afirma que cerca de un 40% de las demencias se pueden prevenir controlando varios factores de riesgo, modificables en el transcurso de la vida.
Etapa temprana
Es necesario fomentar la educación, los bajos niveles son responsables de un 7% de las demencias.
Etapa media
Es fundamental cuidar aspectos como la pérdida auditiva, traumas craneales, evitar la hipertensión arterial, el alcoholismo y la obesidad.
Etapa tardía
Hay aspectos preventivos que contribuyen a tener una salud mental estable, evitar el tabaquismo y la exposición a la polución y una dieta que evite la diabetes.
40% de las demencias se deben a factores de riesgo modificables, indica el neurocientífico Francisco Javier Lopera.