La adolescencia es tiempo de transformaciones físicas y mentales, de expectativas ante el futuro. Esto no solo abruma, sino que genera inseguridades que pueden tener repercusiones a largo plazo.
El miedo al fracaso, a la soledad o al rechazo; la poca aceptación de los cambios físicos o las dificultades en la comunicación generan desasosiego. La adolescencia significa transición, pero, se tiene un gran desconocimiento sobre lo que implica llegar a esta etapa de la vida. Precisamente, Luis Felipe Londoño Ardila, doctor en Psicología y director del programa de Psicología de la Unilasallista, explica que cuando la mente entra en periodos de poca comprensión del entorno, puede colapsar porque se agotan las capacidades para encararlo. “Al enfrentar una situación nueva, no se tienen las estrategias para resolverla. Eso le pasa al adolescente, pues viene de la niñez, un tiempo de dependencia de los padres, de interiorización de normas, y llega a un momento en el cual debe asumir retos diferentes y ahí aparece la inseguridad”.
Cada persona es un mundo, con características, sentimientos y formas diferentes de abordar cada problema y, aunque generalizar no siempre es pertinente, se ha detectado que esa inestabilidad en los jóvenes se manifiesta en su estado de ánimo, que en ocasiones termina reflejándose en el cuerpo y en los consumos culturales, como la música, las series de televisión e incluso la forma de vestir. Es una etapa donde se busca identidad y se profundiza a partir de gustos y pasiones inculcados durante la niñez.
Ante una crisis generada por la inseguridad, la baja autoestima o el miedo al futuro, se recomienda a los padres y tutores plantear un diálogo constructivo, una conversación que abra puertas, que ilumine caminos.
La autonomía juvenil
Los jóvenes buscan libertad y con frecuencia se presentan tensiones en el entorno familiar que son motivo de choque, así, las salidas hasta tarde o la relación con ciertos amigos puede convertirse en un real conflicto. Además, a algunos padres les cuesta brindar esa confianza que requiere la autonomía, sumado a que en algunos casos son ellos quienes cargan a los hijos con exigencias y expectativas alejadas de su verdadera personalidad. Las relaciones sociales son otro factor que desencadena conflictos. El especialista explica que los adolescentes pueden caer en adicciones solo por ser aceptados “y ganar ascendencia en el grupo social, lo que a la larga es perjudicial para la salud física y mental”.
Hay otros factores que inciden en la ansiedad durante estos años, los cuales tienen que ver con el relacionamiento consigo mismo. “Baja la autoestima porque el cuerpo y la mente empiezan a cambiar, sienten que habitan un cuerpo ajeno con pensamientos distintos”, refiere Londoño.
Empatía como herramienta
Ante una situación de crisis generada por la incertidumbre, se recomienda a los papás el diálogo constructivo que permita escuchar a sus hijos y conocer de primera mano lo que les preocupa. Cuando el joven afirma sentirse mal, sus seres queridos deben acompañarlo emocionalmente. Tratar de entenderlo y ofrecerle algunas soluciones que le ayuden a resolver el problema es fundamental, lo que no implica perder autoridad o fomentar el incumplimiento de las normas.
Buscar ayuda profesional con un psicólogo también es un gesto de empatía. Encontrar la razón de un problema es posible con la gestión de un experto. El portal de terapia en línea Siquia advierte que las inseguridades no cambian de un día para otro ni existe un medicamento que las elimine. Se llega a terapia con una caja de herramientas vacía y el objetivo del terapeuta es brindar los elementos para que las personas se sientan cómodas con sus vidas.
La constante desazón en la juventud puede repercutir en la adultez. Londoño, también gerente del Centro de Psicología Integral, señala que podría manifestarse en la incapacidad para tener relaciones de pareja estables, en la inmadurez y el miedo al compromiso, lo que trasciende también a los campos laboral y de estudio.
Crecer juntos
Estas estrategias son útiles para los padres y el manejo de estas situaciones con sus hijos; y para los jóvenes que día a día afrontan crisis debido a las inseguridades.
Padres | Jóvenes |
El gran reto es darles herramientas para que sean autónomos y puedan tomar decisiones, que por mucho que cuesten, son necesarias para asumir diferentes responsabilidades. | Por más difícil o complejo que parezca, es necesario asumir posturas, algunas implican pensar diferente a los demás o rupturas. |
Respeten sus espacios. Todos necesitan su propia habitación, sus amigos, sus objetos. | Las relaciones sociales son muy importantes, sin embargo, no deben descuidar otros aspectos de la vida, como el deportivo, el educativo o el espiritual. |
Acompañarlos y explicarles los cambios. La mente y el cuerpo se van modificando y es necesario que entiendan que es algo normal de la edad. | Mírense al espejo. Todos deben reconocerse y hacerlo con buenos ojos, hay aspectos para destacar de cada uno más allá de la apariencia física, que en algunos casos cambia drásticamente durante la adolescencia. |