La idea es que estas herramientas se conviertan en una oportunidad para que padres e hijos pasen más tiempo juntos.
Asesora Gloria Hurtado, psicóloga, adscrita a Coomeva Medicina Prepagada
Las ventajas que nos ofrece la tecnología son incontables. Con cada avance se pone en duda la frase «todo tiempo pasado fue mejor», pues gracias a los nuevos desarrollos, nuestra vida es cada vez más eficiente. Sin embargo, lo vertiginoso de este progreso puede ser atemorizante, especialmente cuando los más jóvenes de casa pueden estar a un paso más avanzado de los adultos, quienes deben guiarlos.
«No podemos seguir oponiéndonos al cambio del mundo», dice la psicóloga Gloria Hurtado, al reflexionar sobre el recelo que despierta entre los padres el hecho de que sus hijos se mantengan conectados en sus dispositivos a través de Whatsapp, Facebook, Youtube o Instagram, entre otros. «Tenemos que aprender a vivir en el mundo de hoy, no podemos pretender que todo vuelva a ser como antes, eso es una utopía», afirma. Para ella, es necesario reconocer lo bueno y lo malo de todos los fenómenos.
Como herramientas
Internet y sus diferentes manifestaciones, como las redes sociales, tienen cosas positivas y negativas, esto depende de cómo las usemos. En el lado positivo, nos ayudan a acercar a los familiares y amigos que están lejos y nos facilitan un mundo de información que antes no se podía soñar acceder ni en la más grande de las bibliotecas, lo que hace más fácil responder a muchos de los deberes escolares.
Para Gloria Hurtado, también pueden ayudar en la comunicación con los que tenemos cerca: «He tenido gente que se conecta como nunca con sus hijos a través de Whatsapp, entonces no se trata de desconectarse, sino de aprender a usarlas». Las redes sociales permiten una conexión constante con los hijos sin ser demasiado invasivos, recordándoles que pueden entablar una conversación cuando quieran y que los padres están disponibles para ellos, además, de que permiten medir mejor las palabras cuando es necesario.
El tema se torna negativo cuando no se tiene el suficiente apoyo para sobrellevar el mundo virtual tan amplio que se presenta, pero esto no es algo que afecte únicamente a los adolescentes. Una muestra de ello son la noticias falsas, que todos podemos recibir y que podrían tomarse como verdaderas. Así como se debería educar a los niños en reconocer estas informaciones, es conveniente enseñar a los adultos para saber dónde se deposita la confianza.
El principio de «no hablar con extraños», que tan útil resultó en tiempos pasados, también debe ser una máxima en la red. Es importante que los padres y adultos conozcan a los amigos reales y virtuales de los niños, para evitar riesgos y tener temas de conversación en común.
Otro asunto que debe observarse es el de los «me gusta»: «Esperar aprobación o darse importancia a través de las redes es peligroso, lo que más gusta no es necesariamente lo más sano. Tanto adolescentes, como cualquier otra persona, deben aprender a no vivir a partir de estos», afirma Hurtado.
Compartir tiempo y enseñar
El papel activo de los padres ante los retos de la crianza es clave para que los niños reciban los instrumentos que necesitan para enfrentar el día a día. Aprender y enseñar sobre temas que encontramos en la red es un ejercicio necesario y una oportunidad para compartir tiempo juntos. Puede convertirse en un interés mutuo y en un punto de encuentro que, con los adolescentes, es a veces difícil de encontrar.
La psicóloga aconseja fortalecer también la autoestima. «Debemos evitar compararlos con otros y no usar frases como ‘te volviste a equivocar’, ‘tan bruto tú’, ‘no eres capaz’, ‘sigues cometiendo errores’. Mejor, ante las dificultades, usar frases como: ‘qué chévere, hijo, ¿pudiste solucionar ese problema?’ o ‘hijo, este es un momento para aprender, ¿qué se te ocurre?’. Es muy importante entender que nosotros venimos a la vida a aprender y si es así, lo más valioso de la condición humana son los errores», comenta Hurtado.
Al sentirse más apoyado en casa, el adolescente no recurrirá a la virtualidad para suplir los vacíos, ni se refugiará completamente en sus pares cuando se encuentre ante una situación difícil. También estará más formado a la hora de relacionarse con los otros. La experiencia de los adultos siempre es una guía que puede resultar útil si se sabe transmitir, además, despertar la confianza en los jóvenes es una ventaja a la hora de conocerlos mejor y anticipar las dificultades.
Ideas para conectarse
- Teniendo en cuenta que estar conectados a la red no es necesariamente algo negativo, se pueden tener algunas alternativas para que los adolescentes compartan más tiempo en familia.
- Es necesario conocer los intereses de los hijos y no calificarlos de manera negativa.
- Tratar de que los compartan con sus padres. Se les deben ofrecer alternativas que les resulten interesantes. Si esperamos que se integren al grupo de los adultos solos, no lo van a hacer.
- Antes de imponer y esperar obediencia, se debe tener la paciencia para explicar y pedir esos espacios que queremos compartir.
- El ejemplo siempre es eficiente. Así como se espera que se desconecten,
los padres también deben hacerlo.
Compara normas de seguridad con sus hijos
- Utilizar contraseñas distintas en los diferentes dispositivos, redes sociales y correos. Evite compartirlas con los amigos.
- Si usa computadoras públicas, cerrar las sesiones en las que se estuvo navegando.
- No abrir correos o mensajes con textos sospechosos, ante cualquier duda preguntar antes de hacerlo.
- Pensar antes de compartir y de publicar una foto. Que estas no pongan en riesgo la seguridad e integridad personal.
- Denunciar el contenido inapropiado que se encuentre en Facebook u otro sitio. Limitar el acceso al perfil en redes sociales para mantener
en privado los datos personales y la información que se publica. - No compartir información personal importante, como número de teléfono, dirección o nombre del colegio.
Fuentes: RedPapaz y Policía Nacional de Colombia.
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