Diversas estrategias ayudan a mantener el cuerpo activo, pese a que con el proceso de envejecimiento surjan limitaciones con el desplazamiento.
Asesoras María Francisca Echeverri Harry – Médica internista geriatra
Natalia Velásquez – Enfermera
El movimiento está relacionado con la vitalidad y por eso es esencial que ningún ser humano pierda el deseo de estar activo, ni siquiera cuando el paso de los años conlleva a que, por algunas circunstancias, se reduzca la movilidad. Cuando esto último ocurre, es clave apoyarse en profesionales y en la familia, así como no perder de vista que la quietud no es amiga de la salud.
“Es importante aclarar que la movilidad está reducida, no acabada. La diferencia la hacen las partes del cuerpo que se pueden mover de forma activa. Si mi movilidad de desplazamiento está afectada, debo hacer ejercicio con el tronco, los brazos o el cuello”, precisa la internista geriatra María Francisca Echeverri.
Cuando hay quietud absoluta pueden surgir otras dificultades que afectan la salud física y mental. Realizar actividad física y ejercitarse previene que se atrofien los músculos del cuerpo y evita dolores, que se presente aumento de peso o que se padezca depresión. “Controlar todo ello es básico para las actividades diarias y contribuye a sentirme independiente”, explica la médica geriatra.
Para orientar al cuerpo a mantener el deseo de estar en movimiento, existen apoyos físicos que vale la pena ensayar y conocer, de la mano de profesionales de la salud que los recomiendan. “Debo buscar los medios para poder desplazarme, ya sea con caminador, bastón o apoyos externos, y evitar mientras pueda la silla de ruedas; solo usarla si es exigencia médica después de una cirugía”, sugiere la doctora Echeverri Harry.
Trabajar la autoestima
Otra forma de estar activos, a pesar de que se reduzca la movilidad, es trabajar la autoestima y aceptar la llegada a la tercera edad como parte de la condición humana. “Siempre estimulo a la gente a que antes de decir a esta edad no puedo, se mire al espejo sola, en ropa interior, y evalúe cada parte de su cuerpo, se admire y agradezca tenerlo. Después, con ropa cómoda, también frente al espejo, se mueva al ritmo de una canción y sienta que su cuerpo está vivo y, lo mejor, que siente y obedece”, explica.
Agrega la experta que cuando se da este reconocimiento también se puede identificar cuál es la parte del cuerpo que puede estar más débil o lenta, para empezar a tener precauciones.
“Se puede cambiar de calzado, quitar tapetes, iluminar mejor la casa, adecuar el baño a nuestras capacidades, utilizar lentes o audífonos si los necesitamos, para así poder desempeñarnos mejor en los diferentes entornos donde transcurre la vida”, asegura.
Asímismo, es importante salir a la calle y realizar actividades en las que se pueda socializar y divertirse, como el baile, porque el ritmo se puede llevar con cualquier parte del cuerpo. También se pueden elegir otras no tan convencionales como la equinoterapia, que trabaja el equilibrio; las manualidades y los ejercicios de fisioterapia, que ayudan a tonificar músculos que aún se pueden mover.
La Organización Mundial de la Salud promueve la actividad física en todas las etapas de la vida. Para las personas mayores de 65 años recomienda 150 minutos semanales de actividades físicas moderadas aeróbicas porque estas contribuyen a reducir el riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles, depresión y deterioro cognitivo.
También existen ejercicios pasivos y asistidos para quienes presentan dificultades para realizar sus movimientos de manera autónoma. Entre otros, se pueden usar resortes especiales para brazos y para dar mayor movilidad de abdominales, así como realizar ejercicios respiratorios para ampliar la capacidad pulmonar; ejercicios de cuello y flexibilidad hasta donde se pueda y hacer los pasivos asistidos con las piernas.
“Las actividades más recomendadas son todas aquellas que se puedan realizar. Por más dificultad de movilidad que exista, se puede entrar en una piscina o ir de paseo por diferentes senderos, y esto motiva desde el estado de ánimo”, destaca la especialista. Se trata, en todo caso, de mantener el deseo de moverse y estar activo para conservarse más vital.
Cuidados especiales
Cuando los pacientes requieren apoyos porque su movilidad es casi mínima, vale la pena seguir estos consejos de la enfermera Natalia Velásquez para cuidadores y familiares de adultos mayores en esta situación:
- Poner música y hablarles, para que sientan que aún son muy importantes para su familia y así evitar que decaiga su ánimo.
- Aprender técnicas de traslado para que su movilidad no dependa solo de enfermeros.
- Tocar la piel, para promover la circulación y estimular con el afecto.
- Acompañar en el proceso de aseo personal.
- Hidratar la piel de manera constante para evitar escaras o resequedad.
- Ubicar barras y tapetes antideslizantes en los baños.
- Respetar su intimidad. Tratarlos con cariño y cuidado.
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