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No es miedo, es una verdadera fobia

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Si bien ambos sentimientos pueden llegar a confundirse, la fobia es bastante más intensa y puede implicar repercusiones mayores en la vida de las personas.

¿No se resiste las ratas? ¿Piensa en ellas y aunque no las vea su cuerpo entero se estremece? Puede ser un rechazo normal, pero quizás se trate de una fobia, un “temor acusado y persistente que es excesivo o irracional, desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o situación específicos”, según las define el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV).

Y, agrega el psicólogo Andrés Alcaraz Benítez, también pueden definirse como un conjunto de reacciones exacerbadas e incontrolables que tienen las personas cuando se encuentran frente a una cosa o situación que les infunde miedo. La conducta fóbica está muy relacionada con el padecimiento de la angustia; pero miedo y fobia son dos conceptos diferentes: “Es importante no confundir el miedo con las fobias, de ahí que sea tan relevante tener en cuenta que la fobia está caracterizada por la existencia de un miedo intenso, irracional y persistente a un objeto determinado, que puede llamarse objeto fóbico. Cuando la persona se encuentra frente ese objeto fóbico, se produce de forma inmediata una respuesta de ansiedad o evitación, aunque en ocasiones puede quedarse manteniendo la situación pero bajo un terror extremo”.

DIFERENCIAS ENTRE MIEDO Y FOBIA

El miedo y la fobia se diferencian fundamentalmente en su intensidad y en sus repercusiones. “El miedo común suele aparecer ante circunstancias que representan algún peligro real. Su repercusión en el estado de ánimo de quien lo sufre suele guardar proporción con el peligro que se corre; por el contrario, la persona que tiene fobia siente una sensación de miedo mucho más intensa, que no guarda relación con el objeto que lo produce”, anota el doctor Alcaraz.

Es importante agregar que  algunos estudios realizados en España y Estados Unidos han arrojado como resultado más tendencia de padecimiento de fobias en mujeres, dos puntos por encima de la población masculina. “Otras investigaciones se han centrado en concluir que casi todos los niños pasan por periodos de fobias y al respecto podemos indicar dos características: son de aparición temprana y desaparecen sin dejar huellas”, explica el psicólogo.

En el desarrollo normal de la infancia hay un periodo, entre los dos y los cuatro años, en el cual se dan los conocidos terrores nocturnos infantiles, que pueden considerarse como auténticas fobias, sin embargo son normales en la evolución con una tendencia alta a desaparecer. También en la infancia son más comunes las fobias en niñas que en niños.

Algunos de los tipos de fobias más comunes son: Agorafobia –miedo a los espacios abiertos, trastorno más común entre las mujeres que entre los hombres–; claustrofobia –al contrario de la agorafobia, es temor a quedar confinado a espacios cerrados–; sociofobia –persistente e intenso miedo a ser juzgado negativamente en situaciones sociales, muy común entre adolescentes y jóvenes–; acrofobia –miedo a las alturas, no simple vértigo, sino un temor que ocasiona ansiedad a quienes lo padecen; aerofobia –el tan común miedo a viajar en avión–; emetofobia –fobia al vómito o a vomitar; necrofobia –miedo a la muerte y/o a los seres muertos–; y aracnofobia –miedo a las arañas–.

¿CÓMO IDENTIFICAR LAS FOBIAS?

  1. Sensación de miedo acusado, persistente y exagerado que se produce por la presencia o anticipación de un objeto o situación específicos.

  2. La presencia de dicho objeto o situación va asociada casi de inmediato a conductas ansiosas.

  3. Los miedos experimentados son irracionales y la ansiedad provocada por el objeto temido no se fundamentan en bases sólidas.

  4. Son persistentes las estrategias evitativas.

  5. Si los comportamientos o estrategias de evitación, la anticipación ansiosa (ponerse nervioso antes de que aparezca el objeto temido solo porque piensa que aparecerá), o el malestar provocado por las situaciones temidas interfieren con su rutina normal, con sus relaciones laborales, académicas o sociales, o provocan un malestar clínicamente significativo en cualquier faceta de la vida cotidiana, entonces sí tiene una fobia.

Como lo explica Andrés Alcaraz “lo ideal en caso de confirmar que se tiene alguna fobia, es iniciar un tratamiento o terapia que permita superarla, por medio de la exposición guiada y regulada a los propios miedos irracionales, es decir, enfrentarse paulatinamente a aquello que se teme, hasta conseguir que la ansiedad se reduzca o desaparezca; sin embargo se debe tener en cuenta que estos trastornos pueden estar asociados a otros problemas, de ahí la importancia de realizar un abordaje integrado y articulado, teniendo en cuenta  la estructuración de personalidad de cada paciente y sus circunstancias particulares”.

Este trabajo debe ser dirigido por un profesional y requiere fuerza de voluntad, adherencia, persistencia y gran interés por parte del paciente por superar la fobia, para que la terapia sea exitosa. Se trabaja con técnicas psicológicas de modificación de conducta, así como terapias de exposición, terapia cognitiva conductual, desensibilización sistemática, métodos de choque y programación neurolingüística, entre otras.

Los pronósticos con un paciente comprometido son alentadores: con las nuevas terapias y la integración de procesos hay resultados exitosos.

Existen diversos tratamientos indicados para ayudar a quienes las padecen, algunos más adecuados que otros dependiendo de la fobia. Psicoanálisis, terapias conductistas, tratamiento por aproximación gradual a la fuente de los temores e hipnosis, además de una amplia gama de medicamentos para controlar la ansiedad y psicofármacos, son algunas de las opciones. “De cualquier manera, hay que evaluar a cada paciente en particular, porque lo que funciona en algunos casos podría no ser bueno en otros e incluso resultar contraproducente”, concluye Alcaraz.

Investigaciones indican que existen factores genéticos y ambientales que favorecen la aparición de una fobia, que se presenta de manera más intensa cuando la persona está bajo estrés.

FOBIAS CONTEMPORÁNEAS

Hoy se habla de muchos nuevos tipos de fobias, unas menos conocidos que otras, dado lo poco comunes, sin embargo muchas de ellas están relacionadas con las herramientas tecnológicas, entre ellas:

  • Nomofobia: Miedo incontrolable a salir de casa sin el teléfono (quedarse sin señal, que se acabe la batería o no encontrar el celular, también les genera ansiedad y angustia). El término surge del inglés no-mobile-phone phobia.
  • Tecnofobia: Miedo o aversión a la tecnología (computadores, tabletas, celulares). Podría parecer una fobia más típica en adultos mayores, pero se ve también con frecuencia en jóvenes. Los tecnofóbicos aseguran que la dependencia de las tecnologías modernas puede ser perjudicial, y se crean un bloqueo que no les permite aprender a utilizar estos dispositivos, o a vivir un proceso mucho más difícil.
  • Retterofobia: Miedo de enviar un mensaje que tenga errores de ortografía. Algunos especialistas la consideran más como un reflejo del perfeccionismo, ya que el retterofóbico tiende a leer y revisar insistentemente causándose una molestia •

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