Mantener la estabilidad del cuerpo es posible gracias al trabajo conjunto de la vista, los músculos, los tendones, las articulaciones y los órganos del oído interno.
La Asociación Americana de Fisioterapia indica que el buen equilibrio depende de:
- El tronco cefálico o tallo cerebral, que procesan la información sensorial y le dan sentido, en conjunto con otras partes del cerebro, a la sensación de equilibrio.
- El movimiento de los ojos al mantener objetos de la vista estables.
- La vista, al permitir ver dónde se encuentra la cabeza y el cuerpo en relación con el mundo.
- Los sensores especiales en los músculos, tendones y articulaciones, que son sensibles al movimiento o la presión. Estos le ayudan al cerebro a saber cómo los pies y las piernas están posicionados con respecto a la superficie y cómo la cabeza está en relación al pecho y los hombros.
- Los órganos de equilibrio en el oído interno alertan al cerebro acerca de los movimientos y posición de la cabeza.
- El tallo cerebral también recibe información de otras partes del cerebro, llamadas el cerebelo y la corteza cerebral. Estos datos provienen, sobre todo, de experiencias pasadas que afectaron el sentido de equilibrio. El cerebro controla el equilibrio al utilizar las experiencias más relevantes para una situación en particular. Por ejemplo, en la oscuridad, cuando la visión de los ojos es más reducida o incorrecta, el cerebro confía más en las señales que recibe de piernas y el oído interno.
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Si una persona se siente desequilibrada o mareada es porque uno de dichos sistemas puede estar
fallando. El fisioterapeuta es quien diagnostica este tipo de problemas y enseña al paciente ejercicios que le ayuden al cuerpo a coordinar mejor cada una de las funciones.