Automedicarse a través de la Internet resulta hoy más común de lo que parece. Incluso la Fundéu BBVA, un buscador urgente de dudas en español, cataloga a esa preocupación obsesiva por la salud que lleva a consultar la red continuamente como cibercondría.
El vocablo nace de la combinación de ciber, que hace referencia al mundo digital en general, e hipocondría, una afección que padecen aquellos que manifiestan una “preocupación constante y angustiosa por su estado de salud”. Con este mismo significado, aunque en bastante menos uso, también se utiliza las palabra ciberhipocondria y la expresión hipocondría digital.
Para evitar sufrir de cibercondría es fundamental que las personas tengan claro que no toda la información disponible en las plataformas digitales ha pasado por un filtro médico. Por eso, cada vez que alguien desee consultar en una página web algún síntoma que presente, lo mejor es que se pregunte antes:
- ¿Quién o quiénes son los autores del artículo?
- ¿Cuál es su objetivo?
- ¿Se citan las fuentes de información?
- ¿El tema está basado en evidencias científicas?
- ¿Describe claramente los beneficios y/o riesgos de un tratamiento?
- En cualquier caso, lo recomendable es que una persona acuda a un médico cuando presente problemas de salud.