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Un mundo incluyente para las personas sordas

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En septiembre se visibiliza esta condición en el mundo en el Día Internacional de las Personas Sordas. Garantizarles opciones de comunicación y oportunidades es clave.

Asesora: Natalia Martínez
Directora general del Instituto Nacional para Sordos (Insor)

Según la encuesta nacional de calidad de vida del DANE, en Colombia hay 508 mil personas sordas o con dificultades para oír. Sin embargo, en ese universo no todos tienen la misma condición de sordera o las mismas necesidades de inclusión, puesto que hay quienes pueden utilizar ayudas auditivas y otros son sordos profundos.

Para estos últimos el lenguaje de señas es su lengua nativa y principal, y el español se convierte en su segunda lengua dado que aprenden a leerlo y escribirlo posteriormente. Apoyar a estas personas a su inclusión en el mundo va más allá de la comunicación y sus necesidades, que se asocian con el acceso a la salud, a la educación y a la información, las cuales, por supuesto, cambiarán a lo largo de su vida.

Primera infancia, etapa clave

Por ello es importante que desde el nacimiento se conozcan las necesidades de una persona sorda. Para comenzar, se precisa de un diagnóstico adecuado. Este es el punto de partida para identificar la discapacidad auditiva, que pasa desapercibida y es posible que se confunda con otras condiciones como discapacidad cognitiva o autismo, entre otras.

Así, cuando exista un diagnóstico, los padres sepan cómo ofrecerle al infante opciones comunicativas. Esto porque, en su mayoría, acuden a ayudas como los implantes cocleares, lo que resulta costoso y puede no tener éxito en algunas ocasiones. Es importante que el menor acceda a una opción comunicativa adecuada, es decir, desarrolle una lengua. Cuando esto no pasa, según Natalia Martínez, directora del Instituto Nacional para Sordos (Insor), la persona llega hasta los 7 u 8 años sin saber siquiera cuál es su nombre.

Otro tema crucial es que puedan recibir una oferta educativa adecuada, acorde a sus necesidades específicas y que estimule sus capacidades cognitivas. Luego de la primera infancia (después de los 6 años), es necesario un refuerzo al diagnóstico, y que además de una oferta educativa pertinente, se promueva la opción bilingüe y bicultural avalada por el Ministerio de Educación. “Todo su ciclo educativo, desde primaria hasta la universidad, debe estar marcado por la misma lengua porque es su lengua base”, acota Martínez.

Al crecer

Luego en la adultez se presentan otras barreras como por ejemplo la del acceso al mercado laboral, que de acuerdo con Martínez, todavía es muy restringido para personas sordas. También pasa con el acceso a la salud, pues es un sector presente en todas las etapas de la vida pero que también debe hacer ajustes razonables porque, aunque las personas sordas acceden a este servicio con la mediación de los intérpretes, en ocasiones no es lo ideal.

“Imagínese una cita ginecológica para una mujer sorda con un intérprete diciéndole qué es lo que tiene que hacer; o una cita donde está una mujer sorda embarazada y el especialista le explica cómo será su proceso de parto; o una persona sorda en una emergencia. Es necesario cambiar ciertas condiciones al tiempo que se crea una mayor apertura social para facilitar su inclusión”, remata Martínez.

Para quienes se preocupan por la interacción social, Martínez aclara que la única diferencia entre una persona sorda y cualquier otra es que utilizan una lengua distinta. De hecho hay más facilidades para comunicarse porque el lenguaje corporal lo tienen casi todos y es universal. “Lo importante es no tener miedo ni huir a una persona sorda; así como podríamos ayudar a un coreano o un pakistaní en la calle, también podemos facilitar la comunicación con estas personas”, explica.

Orientación para padres

Los padres en consulta pueden preguntar por la prueba de tamizaje a la que tienen derecho los pequeños en el país y en la que se tamiza la visión, la audición y la genética, para detectar enfermedades congénitas. Si hay una confirmación de sordera potencial, los padres deben acudir al pediatra y luego a especialistas como el otorrino para realizar exámenes que comprueben el nivel de pérdida de la audición.

Existen instituciones para apoyarlos como Insor, la Federación Nacional de Sordos de Colombia (Fenascol) o la Asociación de Sordos de Bogotá, por mencionar algunas, y allí recibirán toda la orientación en lo que necesiten.

Grados de la pérdida auditiva

De acuerdo con los Centros de Control y Enfermedades (CDC), en EE. UU. la pérdida auditiva va de leve a profunda.

Leve: una persona puede escuchar algunos sonidos del habla, pero no oye claramente los susurros.

Moderada: una persona puede que no escuche casi nada de lo que dice una persona al hablar a un volumen normal.

Grave: una persona no puede escuchar lo que dice una persona al hablar a un volumen normal y solo puede percibir algunos sonidos fuertes.

Profunda: una persona no oye nada de lo que se habla y solo puede oír algunos sonidos muy fuertes.

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