Esta condición involucra la incapacidad de controlar el consumo de licor debido a la situación de dependencia, ya sea por condiciones físicas o mentales.
Cuando una persona ingiere licor con frecuencia crea una dependencia que altera su estado de salud y sus prioridades en la vida. Según María Victoria Vélez, nutricionista especializada en pacientes psiquiátricos y de consumo de psicoactivos, estos cambios pueden generar disfunción familiar y social, llevando al individuo a un estado de depresión. La persona puede, además, comportarse de manera agresiva, generando violencia familiar y de género, relaciones sexuales no planificadas, así como ser más propensos a sufrir accidentes laborales y de tránsito.
La profesional explica que beber hasta embriagarse frecuentemente produce un efecto de deterioro en la capacidad de razonamiento, la toma de decisiones y el autocontrol. “En tal estado, la persona presenta desinhibición de impulsos sexuales y agresivos que favorecen la aparición de discusiones, peleas o abuso sexual, entre otros”. Prevenir esta condición es posible cuando la persona es consciente de su enfermedad. Es importante el acompañamiento de su familia y seres cercanos en este proceso de rehabilitación, que puede incluir medicamentos para la desintoxicación
Implicaciones en la salud
El consumo prolongado de alcohol incrementa las probabilidades de sangrado de estómago o esófago, inflamación y daños en el páncreas, hígado graso alcohólico, desnutrición, cáncer de esófago, de colon, de mama, entre otros órganos del cuerpo.
200 enfermedades y trastornos diversos están relacionados con el consumo excesivo de alcohol, según la OMS.
Consecuencias cognitivas
Entre las consecuencias neuropsiquiátricas más comunes están los trastornos del comportamiento, como una conducta agresiva debido a la no adaptación al medio. También están la amnesia en distintos niveles, el deterioro cognitivo, la demencia, el riesgo de suicidio, los trastornos afectivos, la esquizofrenia y los cambios de personalidad.
25 % de las muertes y discapacidades Son atribuibles al consumo de alcohol en edades entre los 20 a 39 años, indica LA OMS.
Aceptar un tratamiento
- Admitir que se tiene un problema y buscar ayuda profesional es el primer paso.
- Durante el proceso de tratamiento es vital seguir las instrucciones.
- Adoptar una dieta sana y equilibrada.
- Es importante asegurarse de obtener un sueño reparador.
- Tener algún tipo de actividad cada día, que puede incluir la asistencia a grupos de apoyo.
5 tragos o más en una ocasión al mes o por semana, pueden ser una señal de un consumo de alcohol de riesgo, al que debe prestársele atención.
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