Atrás van quedando los tiempos en los cuales ser zurdo era una condición anormal.
ASESORA
Luz Amparo Salazar
Psicóloga
No es un secreto que hace unas décadas era difícil ser diferente. Un ejemplo: Ser zurdo era casi un pecado, una anomalía que había que corregir. Son muchas las historias de abuelos a los que les amarraban la mano a una silla para obligarlos a escribir con la derecha que era lo que la tradición mandaba, lo que se suponía que estaba bien.
Algunas veces las tradiciones pesan más sobre las diferencias, sin embargo en tiempos modernos empieza a prevalecer la razón. Se sabe: no todos somos iguales y cada cual asume el mundo a su manera, basado en derechos y deberes, y es necesario, desde las pequeñas cosas, enseñarles a los niños que la diferencia no es ningún mal.
Unas semanas atrás se celebró el Día Internacional de los zurdos y se dieron a conocer algunos datos que borran algunos estigmas: 13 por ciento de la población mundial es zurda; es una condición hereditaria; en su mayoría son hombres; fueron perseguidos por la inquisición; tienen ventajas en algunos deportes como el boxeo, el tenis y el fútbol, pues desubican al oponente.
Si su hijo es zurdo hay que potencializar las habilidades que pueda tener, además de adecuar instrumentos a su condición para que pueda actuar con neutralidad.
La lista de curiosidades muestra, sobre todo, que las persecuciones del pasado estaban cimentadas en imaginerías. Así que si su hijo es zurdo o ambidiestro potencie las habilidades que puede tener.
La psicóloga Luz Amparo Salazar aconseja que lo primero que hay que hacer es adecuar los instrumentos de la casa para el pequeño que está creciendo: “Si el niño tiene una tendencia a usar más la mano izquierda que la derecha, es bueno tener una silla-pupitre que sea apta para él, y no hacer como era antes en los colegios, que los zurdos tenían que adecuarse en pupitres de derechos. Es bueno prestar atención a esos detalles, de esa manera les damos a los pequeños un ambiente seguro y de aceptación”.
Algunos estudios han demostrado que alguien puede ser derecho, zurdo o ambidiestro según los niveles de testosterona en el embarazo, aunque esto, principalmente es una condición hereditaria, dice la experta, quien agrega que la habilidad debe ser vista como una oportunidad y no como un síntoma diferencial: “hay que aprovechar las cosas para las que los zurdos son especialmente buenos, especialmente en el deporte, así mismo sucede con los ambidiestros. También se puede pensar en la música o en la pintura”.
Salazar dice que dependiendo de cuál sea el lado dominante en el menor, su cerebro trabajará de manera contraria: “Si es derecho, el hemisferio izquierdo puede ser el dominante; si es zurdo, lo será el hemisferio derecho. Esto no es una regla pero sí una tendencia marcada. En el hemisferio izquierdo hay más racionalidad, más análisis, más método, cada cosa obedece a una lógica casi matemática; en el hemisferio derecho está la creatividad, el arte, las pasiones, los sentimientos, la razón deja de tener peso para dar cabida a la intuición. Con base en esto se puede educar a los hijos y no verlos como diferentes, en caso de que sean zurdos, porque sabemos que es una tradición fuerte la que anula lo que es diferente, por eso antes no dejaban a los niños escribir con la mano izquierda, eso ha cambiado, pero aún hay que trabajar en el autoestima y la confianza”.
En tiempos donde la búsqueda por la igualdad de raza, género y condición es una lucha constante, educar a los niños aceptando la diferencia, incluso de si se es zurdo o diestro, es educar a seres humanos felices o prepararlos para un camino en el que nada es igual, donde la diferencia es lo que trae el color y, también, algunas dificultades •