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Al calor de un ‘padre canguro’

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El acompañamiento de los padres en la atención de un bebé prematuro es fundamental para que estos ganen peso y se establezca un vínculo para toda la vida.

Asesor: Juan Manuel Aguilar, médico pediatra de la Universidad CES

Bien se sabe que un bebé prematuro debe permanecer las 24 horas unido a un ser humano para que le transmita el calor que tenía cuando estaba en el útero. La mayoría de las veces esta responsabilidad la asumen las madres o en su defecto, las abuelas o las tías, quienes fortalecen el vínculo a través del contacto piel a piel, las 24 horas al día, en posición vertical. Sin embargo, lograr que el padre también participe de este proceso no solo crea vínculos para toda la vida, sino que además ayuda a la pronta recuperación del pequeño.

Juan Manuel Aguilar, pediatra y docente de Medicina de la Universidad CES, indica que “al involucrar al padre se le hace partícipe del cuidado del bebé para que sienta que está ayudando a que su pequeño sale adelante haciéndole sentir el embarazo por fuera del útero, que es el objetivo grande de cargarlos sobre el pecho”. De acuerdo con Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año nacen en todo el mundo 15 millones de niños prematuros. Se estima que después de nacer, más de un millón de ellos mueren, pese a que el 75 por ciento podrían sobrevivir con una atención poco costosa y medidas preventivas.

“Es muy importante que el bebé desde tan chiquito aprenda a reconocer el olor del papá, además el hombre tiene un grado de temperatura que puede ser mayor que el de la mujer y eso ayuda a que el bebé gane peso de manera más rápida”, agrega el médico pediatra Aguilar.

No obstante, la tarea puede resultar compleja y para explicarlo el especialista hace cálculos: un bebé prematuro tiene que comer cada dos horas y alimentarlo no es tan fácil porque puede tomar más de media hora debido a que está constantemente dormido. En este caso la desazón aumenta porque, muchas veces, no sabe succionar bien, por lo que la madre debe extraerse la leche. En resumen: una tarea difícil que debe encontrar ayuda y comprensión.

Aguilar asegura que la presencia de los padres en esta labor es  muy baja. Lo ve en su consulta y estima que ellos solo asisten al 10 o 15 por ciento de las citas programadas. Por ello, el concepto ha cambiado y “ahora se habla de una familia canguro para tratar de que se interese además de la mamá, también el papá, la abuela y la tía, porque estamos hablando de un cuidado agotador, muy pesado”.

Piel con piel

Ser padre o madre canguro es un acto de amor. En el pecho, el niño encuentra un ambiente muy parecido al del útero: la temperatura y los sonidos a los que está acostumbrado; el arrullo del aire que entra a los pulmones y el beat incesante del corazón, con lo cual se le transmite una sensación de tranquilidad que le ayuda en su desarrollo. Advierte el doctor Aguilar que también que el hecho de tenerlo en el pecho en posición vertical ayuda a que tenga menos riesgos de que se le devuelva la comida, de que se vomite y el alimento regurgitado se le vaya a los pulmones. Esta etapa se puede superar cuando el bebé ya ha sobrepasado los 2.300 gramos de peso.

La OMS, frente a esta valiosa labor, añade que facilita “la lactancia frecuente y proporciona constante supervisión materna para el bebé. Esta intervención podría salvar 450.000 vidas al año”. A lo que hay que agregar que si el padre está presente la madre podrá concentrarse en la alimentación y en el descanso, pues es bien sabido que la lactancia consume energía.

Ser padres canguros es una tarea que ayuda a despertar la paternidad y el arraigo a la familia, así como la unión entre todos los miembros. Fomentar esta práctica permite establecer un vínculo inquebrantable para toda la vida.

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Así funciona la posición canguro

  • El bebé debe estar en contacto piel a piel con sus cuidadores, durante las 24 horas. La madre, el padre, o cualquier otra persona cercana, puede cumplir con esta misión.
  • Es importante que el niño conserve una posición vertical entre los senos de la madre y debajo de la ropa. De esta manera, se procura mantener la temperatura corporal del pequeño, haciendo las veces de incubadora.
  • Como apoyo puede usarse un soporte elástico de algodón o de fibra sintética, para que el padre o madre canguros descansen y el pequeño esté seguro sin que la circulación de aire se afecte por los cambios de posición. Es común que los bebés prematuros tengan un tono muscular frágil (hipotonía), por eso son útiles estos dispositivos de tela para evitarle apneas al bebé y que igual tenga movilidad, como la que tenía en el vientre materno.
  • Desde que siga en contacto con la piel, el recién nacido se puede alimentar en cualquier momento, la leche materna estimula también su crecimiento y desarrollo.
  • Para dormir, la recomendación es hacerlo en una postura semisentada, a 30°. La posición de canguro se mantiene según la tolerancia del niño; cuando él sude en exceso, grite, intente arañar o gritar, estas serán sus señales de incomodidad.
Fuente: Guía del Ministerio de Salud y Protección Social

Lea también: La madre es clave en la recuperación del prematuro

 

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