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Alcohol sin control

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Los adolescentes se inician cada vez más temprano en la bebida. Es preciso educar y prevenir.

ASESOR
LUIS ALBERTO MARÍN ESCOBAR
Psicólogo, adscrito a Coomeva Medicina Prepagada

Cada tanto el país conoce de un nuevo episodio de conductores embriagados que irrespetan a la autoridad, cometen graves accidentes o se hacen acreedores de millonarias multas. Todo –incluyendo el poner sus propias vidas en riesgo– por manejar con tragos.

Si se hace un seguimiento juicioso a esas noticias de borrachos al volante se observará que no pocas veces los penosos protagonistas son adolescentes. Y no es simple coincidencia. Los estudios confirman que los jóvenes están iniciándose en la bebida más temprano, abusando del consumo y cayendo en la adicción.

La información la entregó la Encuesta Nacional de Salud Mental (ENSM 2015), que reveló que el 5,2 % de la población adolescente, entre 12 y 17 años, lo hace en exceso. El estudio, realizado por el Ministerio de Salud, Colciencias y la Universidad Javeriana, este año, es el más serio que se hace al respecto y encuesta a 15.351 personas.

Luis Alberto Marín Esteban, psicólogo con dos maestrías y extensa experiencia en la materia, sostiene que el nivel consumo excesivo de alcohol se ha doblado con relación al mismo estudio anterior, hecho en 2003. Marín es también testigo del fenómeno en su consultorio: cada vez son más y más los chicos y chicas que acuden a su consulta en busca de ayuda para enfrentar los problemas relacionados con el abuso del trago. “Hay todo tipo de casos, incluso señoritas de quince años con graves intoxicaciones etílicas sin tufo, porque el consumo se hace a través de la vagina empapando de alcohol los tampones”, dice el especialista.

85% de los colombianos menores de 18 años ha consumido alcohol.

En una sociedad y una cultura como la colombiana, donde alegría puede significar borrachera en la misma lógica que tristeza figura trago, luchar contra el consumo excesivo es una misión ardua. Pero no sólo conviene sino que es urgente hacerlo. Los múltiples líos que trae la embriaguez para la juventud son mucho más delicados que el simple deterioro de las finanzas. Un menor que cae en la bebida incurre pronto en conductas agresivas (y con ello los peligros a su integridad física y mental se disparan), su nivel académico se reduce, pierde motivación y hasta puede incurrir en comportamientos antisociales y descontrol, enceguecido por la ansiedad de consumir.

Atención a las bebidas energizantes

El psicólogo, Luis Alberto Marín, llama la atención sobre las bebidas energizantes, especialmente populares entre la juventud, desatendidas por una estricta regulación legal y las cuales ni siquiera figuran en los estudios o investigaciones sobre uso y consumo de sustancias psicoactivas. “Algunas tienen componentes adictivos, hay que tener mucha precaución al beberlas y rodearse de información de calidad para descubrir las implicaciones de su consumo”, anota.

Aunque hay procedimientos y tratamientos para quienes han caído en el alcohol, el esfuerzo más significativo para atacar el abuso se debe dar antes del primer trago de la vida. La clave del asunto está en la prevención. La educación es el instrumento más eficaz para lograr que los muchachos no se inicien tempranamente en el consumo, con lo que las posibilidades de adicción aumentan. “La prohibición debe operar como formula legal, formal, frente a los adolescentes: tal como lo dice la ley, prohibida la venta y consumo de alcohol para menores de 18 años. Pero a nivel familiar y social lo que debemos hacer es brindar educación para que el adolescente conozca y comprenda cuáles son los riesgos del consumo. Con pautas, buen ejemplo e información clara propenderíamos por una iniciación tardía en el consumo, no como ahora que arranca a los 10 u 11 años, el ideal es que el inicio del consumo se retrase hasta los 21 años, que es cuando termina la maduración del sistema nervioso central”, explica Marín.

Científicamente está establecido que la presencia de alcohol, toxinas como las que contiene el cigarrillo u otras sustancias psicoactivas, generan alteraciones en la maduración, en el normal desarrollo del sistema nervioso central, y con ello se favorece la adicción, es decir que el inicio temprano en el consumo de alcohol implica un mayor riesgo de abuso y dependencia. Este riesgo se reduce si se tiene contacto inicial con el alcohol una vez el sistema nervioso se ha desarrollado, pues para tal momento los chicos tendrán un criterio cognitivo que les permitirá controlarlo, y no que el alcohol los controle. O lo peor, que los descontrole •

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