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¿Cómo criar niños con límites?

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Saber decir «no», tener autoridad y reprender ayuda a educar hijos más responsables y autónomos.

Asesora Gloria Hurtado Castañeda, psicóloga

Todos hemos visto a esos niños pequeños que se tiran al suelo en los supermercados y arman un berrinche que requiere hasta la ayuda de los bomberos porque sus padres no les pueden cumplir el antojo, regalarles el más reciente avance de la mercadotecnia: un nuevo carro, la muñeca de moda, el popular personaje de la última película animada.

Y entre los que observan se esparce el murmullo: «Qué niño tan malcriado», «ese niño está avergonzando a los padres», «lo que necesita es un buen castigo». Los padres, mientras tanto, tratan de contener la marea de furia de sus hijos y pasan la vergüenza.

La pregunta de este problema es una: ¿cómo criar hijos con límites? Estamos en la época que tiene como eslogan el hacerse amigo de los hijos. Para la psicóloga Gloria Hurtado Castañeda nada más descabellado que esto: «Ellos pueden tener mil amigos, muchísimos, pero padre y madre solo son dos, nadie más, y ese rol no se puede trastocar nunca». Quizá esta sea la primera cuota para crecer con límites, entender que el hijo está ahí para ser guiado, para ser educado, para que se les muestre el camino. Ver también Niños más conscientes de sus tareas diarias

Con distancia

«A los hijos hay que ponerles límites, hay que enseñarles que los padres son los que ponen orden en sus vidas y que eso no es negociable. Uno de los problemas que se tienen hoy en día, es que no se les cumple la palabra a los niños, entonces el padre le promete un castigo en caso de que pierda el año, y le dice, por ejemplo, que lo cambia de colegio. El muchacho, luego, pierde el año y continúa en el mismo colegio, ¡pues no!, hay que cumplirle porque sino en la próxima se lo van a pasar por la galleta. También es esto un llamado a los padres, que no hablen con rabia, porque si les prometen un castigo es mejor que se los cumplan», dice la experta. Ver también Capacidades superiores, niños excepcionales

En Europa, por ejemplo, Francia se rehúsa a unirse a la lista de 51 países del mundo que prohíben pegarles nalgadas a los hijos como una forma de crianza. De hecho, quedan como los únicos que van en contravía de las reglas de la modernidad en este sentido que abogan por suprimir el castigo físico, y por ello el Consejo de Europa, en 2015, les hizo esa exigencia. Los galos defienden su tradición e indican que gracias a las nalgadas, sus hijos no son berrinchudos ni malcriados, que tienen una generación obediente, libre.

Es ideal que los niños aprendan el valor de las cosas materiales, del esfuerzo de los padres por conseguirlas y del buen uso del dinero. Este mensaje les ayudará a luchar por lo que desean en la vida.

Reprender sin exceso

«Una cosa es el maltrato infantil y otra cosa son las nalgadas con la mano, no estoy hablando de usar chanclas ni correas, no, sino de unas nalgadas como manera de represión, de castigo, creo que esto es importante para la crianza y para que los niños puedan mantener una relación de respeto con sus padres», dice la experta, quien agrega que si desde que los hijos están pequeños se traza una relación amorosa y de autoridad, no habrá necesidad de acudir recurrentemente a esta forma de sanción.

Otro punto que hay que tener en cuenta es la necesidad de la palabra «no», pues es muy común que los niños no acepten una negativa cuando los mayores acceden fácilmente a sus caprichos, que van desde un juguete en el supermercado, hasta un programa de televisión y el uso de celulares y tabletas en momentos en que no conviene. «Las cosas parecen estar al revés, pues son los niños quienes imponen las reglas en la casa, y esto también hay que conversarlo con los que cuidan de los menores, en muchos casos los abuelos y decirles que las reglas se deben aplicar».

Aunque la disciplina es la base de un crecimiento con límites, Hurtado Castañeda sugiere que hay cosas que se pueden negociar, como que el pequeño quiera vestirse de una u otra forma, o que no quiera comer: «Eso sí, cuando un niño no quiere comer se puede aceptar, pero no para cambiarle la comida por la que él quiera, sino para decirle que entonces no come hasta que sea la hora de la siguiente ingesta». De esa manera se pueden crear niños autónomos, apegados a las normas: libres.

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