Las ganas descontroladas de consumo responden a emociones primarias como el aburrimiento y se considera un trastorno que se acentúa en épocas decembrinas.
Las compras responsables responden a satisfacer necesidades o un simple placer ocasional; sin embargo, cuando adquirir un producto o servicio se convierte en un afán desmedido por adquirir cosas podría tratarse de oniomanía, es decir, un trastorno moderno que se asocia con causas sociales y culturales por el deseo de crear un status alrededor de los bienes materiales.
“Deseos incontenibles de comprar algo, tantas que experimenta ansiedad, y luego, al tenerlo llega una sensación de euforia, y posteriormente de culpa hasta caer en depresión porque no hay recursos para pagar”, así lo resume un estudio de la Universidad Autónoma de México, que agrega que las más afectadas por este trastorno son las mujeres, aunque los hombres no están exentos.
Dejarse llevar por la acción de consumo de forma desmesurada, incluso más allá de las posibilidades económicas, es una condición moderna que aún no se incluye en los manuales psiquiátricos como una enfermedad, pero a la que se le adjudican similitudes neurológicas con la ludopatía, que sí es considerada una conducta adictiva.
Pensamientos involuntarios que se convierten en obsesión y alteraciones cognitivas son los que impulsan la toma de decisión. Una alteración que termina afectando no solo la vida personal y financiera, sino también las relaciones de pareja y la vida familiar.
Tenga en cuenta
Si una persona identifica comportamientos obsesivos frente a las compras, la recomendación es acudir prontamente al profesional de la salud para que ayude a limitar con tiempo el comportamiento.
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