La prevención del paludismo es posible. Las acciones que se han tomado desde el año 2000 para ampliar la prevención de esta enfermedad dan importantes resultados.
Según información de la Organización Mundial de la Salud OMS “muchos países con transmisión continua de la enfermedad han logrado una reducción significativa de la carga de la enfermedad”. Particularmente, la incidencia o nuevos casos de paludismo a escala mundial se redujeron en un 21% entre 2010 y 2015.
Por eso, este año, la conmemoración del Día Mundial del Paludismo que se celebra el 25 de abril, hace énfasis en la continuidad de las medidas de prevención. La expansión del uso de mosquiteros tratados con insecticidas y del rociado de interiores con estos productos han tenido un importante papel en la reducción del número de casos y de muertes.
Aunque parezca una enfermedad distante, lo cierto es que casi la mitad de la población corre el riesgo de padecerla. La enfermedad, potencialmente mortal, es causada por parásitos que se transmiten al ser humano por la picadura de mosquitos infectados del género Anopheles y hasta 2015 aún se transmitía en 91 países y regiones, entre ellos muchas zonas de Latinoamérica.
Reconocer sus síntomas en un principio puede ser difícil, pues son los mismos de un resfriado común o gripe: fiebre, dolor de cabeza, escalofríos y vómitos, pero cuando se complica, sobre todo en el caso de los niños, pueden presentarse una anemia grave, sufrimiento respiratorio relacionado con la acidosis metabólica o paludismo cerebral.