A veces, aunque no nos demos cuenta, ingerimos más sodio del que necesita nuestro organismo.
Y es que no solo cuando añadimos sal a un plato estamos consumiendo sodio. Muchas comidas procesadas tienen altos niveles de este elemento que ayudan a su conservación.
Su exceso puede desencadenar una presión arterial alta o problemas cardíacos, por eso es importante cuidar su alimentación.
Las salsas, bebidas gaseosas, enlatados, aderezos para ensaladas, las carnes empacadas al vacío o precocidas, aves de corral y productos de mariscos, las sopas o cremas listas para cocinar, entre otras comidas ya preparadas como pizzas, arroces o sánduches son algunos de los platos que encontramos en el mercado con alta presencia de sodio.
Para evitar esta sobreingesta, procure reducir las comidas procesadas, prefiera los alimentos frescos o congelados, y opte por una cocina más natural. Controle la sal que agrega a sus comidas, manteniendo lejos de la mesa el salero y buscando sustitutos como verduras y especias que aportan sabor y hacen que no se requiera tanta sal. A la hora de comprar alimentos procesados prefiera aquellos que en sus etiquetas señalen que son bajo o libres de sodio.
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