Para mantenerse lo más saludable posible es necesario minimizar la exposición a los altos niveles de contaminación del ambiente.
Durante la actividad aeróbica las personas suelen inhalar más aire profundamente y llevarlo hacia los pulmones con fuerza, además hay quienes tienen en hábito de respirar por la boca ocasionando que el aire contaminado cargado de partículas no solo transite por las fosas nasales y la faringe, sino también por la zona bucal. En consecuencia, aumentan los problemas de salud relacionados tales como daños en las vías respiratorias, asma, irritación de ojos, dolores de cabeza, afecciones del corazón, entre otros.
No obstante, el ejercicio sigue siendo clave en un estilo de vida saludable, por ello la Clínica Mayo recomienda tomar medidas que limiten los efectos de la contaminación, sin abandonar la actividad física por completo. Algunas investigaciones han demostrado que los beneficios a largo plazo del ejercicio regular superan los riesgos relacionados con la exposición a la contaminación del aire. Por ello:
- Infórmese sobre los niveles de contaminación: la mayoría de las ciudades cuentan con organizaciones que implementan sistemas de alerta encargados de medir la calidad del aire. También existen sitios web que entregan esta información a nivel global y en tiempo real. Con los datos en la mano, es más fácil decidir qué días y en qué horarios es conveniente salir.
- Varíe las rutinas con ejercicios en interiores: las clases de baile bajo techo, los gimnasios o las pistas cubiertas son una opción para no exponer los pulmones todos los días al ambiente.
- Reduzca la intensidad: cuando se emite una alerta sobre la calidad del aire se recomienda bajarle a la duración del ejercicio, así como realizarlo en la mañana puesto que la contaminación se condensa hacia el mediodía o en horas de la tarde en horas pico.
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