La mente y el cuerpo están íntimamente vinculados. Si la salud mental se deteriora, la salud física puede empeorar también.
Así lo asegura la Sociedad Americana de Psicología, que advierte que al desarrollar una mayor resiliencia, la vida diaria mejorará también. Esta capacidad le ayuda a una persona a adaptarse al estrés y a salir adelante en los momentos más difíciles. “La resiliencia no es algo que nos viene de nacimiento, sino que se desarrolla con el tiempo. Las personas con resiliencia disfrutan de un sólido bienestar emocional, gozan de relaciones sanas y tienen una actitud optimista”, explica la entidad.
El bienestar psicológico y el desarrollo de la resiliencia le proporcionan a un ser humano:
- Capacidad de hacer y llevar a cabo planes realistas para lidiar con los factores estresantes en su vida.
- Una visión positiva de sí mismo y confianza en su fortaleza y capacidad para enfrentar los retos.
- Destrezas de comunicación y solución de problemas.
- Control de los sentimientos intensos, pensamientos negativos y comportamientos perjudiciales que pueden surgir bajo la influencia del estrés.
- Formas de evitar enfermedades provocadas por el estrés y la ansiedad.
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Si para la persona es complicado hacerle frente a las situaciones que sortea en su día a día, se le recomienda acudir a un especialista para que le ayude a identificar sus problemas y encuentre maneras constructivas de cambiar hábitos y pensamientos perjudiciales.