A menudo, los niños que están siendo intimidados no lo denuncian. Temen una reacción violenta del acosador o piensan que a nadie le importa.
Generalmente, indica la Fundación Nemours, los menores se sienten demasiado avergonzados para hablar de ello. Por eso, es importante conocer las señales de un problema de acoso escolar:
- Depresión, soledad o ansiedad.
- Baja autoestima.
- Dolores de cabeza, de estómago o malos hábitos alimenticios.
- Falta de interés por ir a la escuela. Malas calificaciones.
- Comportamientos autodestructivos, como huir de la casa, hacerse daño o hablar de suicidio.
- Lesiones inexplicables.
- Perder o destruir ropa, libros, artículos electrónicos o joyas.
- Problemas para dormir o pesadillas frecuentes.
- Pérdida repentina de amigos o evitar situaciones sociales.
Para los padres y acudientes se recomienda escuchar y enfocarse en el niño, enterarse sobre lo que le está pasando y demostrarle que quieren ayudarlo, así como asegurarle que la intimidación no es su culpa. Es fundamental considerar el apoyo de especialistas para tratar el caso y trabajar en equipo para resolver la situación. La medidas de control a tiempo son necesarias para contrarrestar el acoso.
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