Cuando los hombres tardan en salir del seno familiar para establecerse en pareja la convivencia puede volverse compleja.
Asesora: Gloria Hurtado Castañeda, psicóloga, adscrita a Coomeva Medicina Prepagada
El hombre niño que nunca creció encontró en el País de Nunca Jamás un refugio que le permitió evadir la responsabilidad de hacerse grande. Esa es, en esencia, parte de la trama del cuento de Peter Pan, personaje de la literatura que, desde los años 80, la psicología asocia con el síndrome que describe a los hombres con dificultades para crecer, aceptar su adultez y negarse a abandonar la casa de sus padres.
Pese a sus dudas, cuando la vida les exige independencia, algunos de estos individuos toman la decisión de irse del nido y empezar una vida de pareja. Esta nueva convivencia enfrenta el riesgo de la inestabilidad, mientras el hombre temeroso y apegado a su familia materna se adapta a su nuevo rol de compañero, no de hijo, y deja de sentir que perdió privilegios para asumir un verdadero compromiso.
“El fenómeno de Peter Pan es constante en el mundo actual. Al hombre no le es fácil conseguir pareja porque, aunque la cultura enseña a salir rápido de casa para convertirse en la cabeza de un hogar y ‘salvar’ a una mujer, lo que se está encontrando es que ellas quieren participar por igual en las decisiones de la casa y ya no necesitan ser rescatadas”, explica la psicóloga Gloria Hurtado Castañeda.
Las cosas claras
Cuando el rol que cada uno va a desempeñar en esta alianza no es claro desde el comienzo de la relación, y tampoco se establecen las expectativas de una manera firme, la mujer corre el riesgo de terminar convertida en madre sustituta o el hombre cargando con insatisfacciones, porque no encuentra en esta nueva casa la seguridad que le daban sus padres.
La convivencia implica entender que los roles de las parejas están cambiando de manera vertiginosa gracias a la modernidad. Según la especialista, en la actualidad, a diferencia de épocas anteriores, el movimiento feminista permitió la formación de una nueva mujer, independiente, con deseos de trabajar y valerse por sí misma, lo que necesariamente produjo un remezón en la familia y en los tradicionales roles de antaño.
“Los hombres también han sido tocados por estos cambios porque esta mujer autónoma les genera, inconscientemente, la sensación de pérdida. Si el siglo XX fue el de la crisis de la mujer, en la medida en que logró realizar grandes transformaciones; el siglo XXI representa el de la crisis del hombre, porque a raíz de estos cambios no sabe cuál es su nuevo lugar en el mundo. La pérdida del poder patriarcal es una situación que incluso podemos percibir en el consultorio cuando los hombres llegan a consultar porque su mujer es la que da las órdenes en la casa”, destaca Hurtado Castañeda.
Aceptar esa realidad, con una carga cultural difícil de transformar de la noche a la mañana, puede permitir que la vida en pareja se convierta en un escenario propicio para que el hombre vuelva a encontrar su lugar en el mundo y para replantear, con su compañera, una nueva forma de habitarlo. Si la idea es estar acompañados, la convivencia consistirá en aceptarlo, porque así como las mujeres ya no quieren ser princesas, los hombres tendrán que acostumbrarse a decirle adiós a Peter Pan.
Convivir con alguien después de los 40
El fenómeno de Peter Pan puede ser más difícil de superar si el apego al hogar no se ha resuelto antes de los 40 años, sobre todo, si ese hombre creció en el seno de una familia con una madre sobreprotectora. En este último caso, como la convivencia se ha extendido por tanto tiempo, en el nuevo hogar empieza a asumir que su compañera de vida natural es su mamá, no su esposa. “Esta situación se presenta a menudo en madres solteras, quienes después de salir a trabajar y sacar adelante a sus hijos, lo que hacen es casi atraparlos, absorberlos”, destaca.
Es necesario ser realistas si se quiere formalizar una relación de pareja después de esta edad. Cuando un hombre en estas circunstancias da el sí, a no ser que esté realmente muy enamorado, lo que podría estar buscando es agarrarse de alguien para no quedarse solo más adelante, y esto, necesariamente, afecta la vida de los miembros de la pareja.
“Para evitar que ello ocurra, lo que hoy tenemos que hacer es educar hijos para ser independientes. Que papá y mamá entiendan que los hijos no son bastones para la vejez y que tampoco pueden vivir para ellos; que les enseñen a estar solos y que no les pasen cuentas de cobro”, aclara.