En temporadas como la actual en la que compartir cobra gran relevancia, cabe preguntarse hasta qué punto es sano para los chicos recibir tantos regalos.
Sin duda, no se trata de un fenómeno exclusivo de las fiestas navideñas, pero es una época propicia para replantear el tipo de formación que se le está dando a los menores, así como los efectos que esta pueda tener en su desarrollo.
Y es que durante los últimos tiempos se ha detectado con mayor fuerza una tendencia que los expertos han denominado como el síndrome del niño hiperregalado. Ocurre cuando los niños reciben tantos juguetes que terminan por no valorar lo que tienen, volviéndose muchas veces caprichosos, egoístas y cada vez más demandantes. Peor aún es el hecho de que dejen de mostrar interés en muchas cosas, vean limitada su creatividad y disminuida su capacidad de frustración.
No se trata entonces de no darle regalos a los niños y menos en esta temporada, pero sí de pensar muy bien qué es eso que realmente necesitan, que les pueda aportar en su desarrollo y crecimiento y que puedan valorar a largo plazo para no seguir simplemente sobre-estimulándolo.
¿Cómo elegir juguetes que realmente incentiven a los pequeños?
Piense en juguetes que los motiven a compartir e interactuar con otras personas. Juegos de mesa o colaborativos pueden ser una buena opción.
También son buena idea los juguetes que desarrollen sus capacidades cognitivas o motoras, que signifiquen un reto para el pequeño. Por ejemplo, si aún no es muy hábil en juegos que demandan actividad física y movimientos, puede optar por canchas de fútbol, patines, pelotas o demás artículos para usar en espacios abiertos.
No compre juguetes que simplemente satisfacen un capricho momentáneo del menor, pues así lo que está haciendo es estimulando el consumismo en este. Seguramente sucederá que después de la emoción al recibirlo terminará ignorándolo frente a la aparición de otros regalos.
Recuerde que el exceso de juguetes impide el desarrollo de la fantasía y termina causando en los niños aburrimiento.