Antes de decidirse por el quirófano como solución a la fimosis, conozca un poco sobre esta enfermedad y los diferentes escenarios de acción.
La fimosis es la incapacidad de descubrir el glande, debido a la estrechez de la piel que lo cubre o a la imposibilidad de retraer el prepucio distal sobre el glande del pene. En los bebés es algo normal pues el prepucio y el glande vienen adheridos desde el nacimiento y en la mayoría de los casos es algo que se va resolviendo con el paso del tiempo, siendo normal que vaya disminuyendo hasta los tres años de edad, aunque su desarrollo es muy variable. Es estos casos hablamos de una fimosis fisiológica que no se considera una enfermedad como tal.
Si con el tiempo la fimosis permanece igual o se llega a presentar inflamación fuerte, dolor o infecciones en la orina será necesario tratar al menor con la ayuda de un profesional de la salud.
La Sociedad Colombiana de Urología no recomienda la circuncisión como medida preventiva cuando se presenta la fimosis fisiológica, “excepto en los casos individuales de niños menores de 6 meses de edad con patología del tracto urinario susceptible de infección”, tal como se indica en las guías educativas de la institución.
Si la fimosis se convierte en una patología, entre las posibilidades para evitar una operación quirúrgica está el uso de corticoides tópicos, que han demostrado su efectividad en más de un 70% de los casos, haciendo que la piel se retraiga poco a poco. Sin embargo, el uso de este tipo de sustancias no debe ser indiscriminado sino, por el contrario, limitado por un especialista quien definirá la duración y frecuencia de su aplicación.
Si con la crema no se alcanzan los resultados esperados la recomendación es la operación, pero lo ideal es no hacerla antes de los 4 o 5 años de edad para evitar una fimosis secundaria.