Validada por numerosos estudios médicos, la dieta mediterránea se ha convertido en una de los más reconocidos modelos alimenticios en el mundo por sus beneficios para la salud.
Esta dieta, común en los países que rodean el Mediterráneo (Portugal, Palestina, España, Líbano, Egipto e Italia) puede considerarse como un estilo de vida, pues es más que un conjunto de restricciones o estándares de alimentación. Como explica la publicación La alimentación como instrumento de diálogo en el Mediterráneo, se trata de “una combinación equilibrada de alimentos basada en productos frescos, locales y de temporada (…) que se ha transmitido de generación en generación desde hace siglos” y que traspasó las fronteras impactando diferentes países y culturas.
La publicación hace parte de un proyecto financiado por la Unión Europea, en el que se entrevistaron personas mayores que pudieran transmitir sus conocimientos sobre la dieta mediterránea y se consolidó así un conjunto de recetas pensadas especialmente para los niños en los diferentes momentos alimenticios del día: desayuno, comida, merienda, cena y postre. El resultado de este trabajo se puede conocer en el libro de recetas online: slowmed.eu/media/sm-book-web-es.pdf
La dieta mediterránea se caracteriza por:
- Una abundancia de pan, pasta, verduras, legumbres, frutas y frutos secos.
- La utilización de aceite de oliva como principal fuente de grasa.
- El consumo de cantidades limitadas de carnes rojas.
- El consumo moderado de pescado, moluscos y crustáceos, aves de corral, productos lácteos, huevos y vino durante las comidas.
- El agua como bebida principal.
Acompañada de la práctica de una actividad física moderada, esta dieta constituye un estilo de vida saludable.