Acabar con las muertes humanas causadas por la enfermedad de la rabia de aquí al año 2030 es la meta a la que le apuesta la OMS.
Esta enfermedad, transmitida por los perros y otros animales silvestres, aunque es poco común en los hombres, todavía cobra vidas humanas, a pesar de que se ha contrarrestado fuertemente durante las últimas décadas.
Se trata de una enfermedad que se transmite a través del contacto con la saliva de animales infectados con el virus, afectando el sistema nervioso central hasta llevar, en muchos casos, a la muerte.
Sin embargo, como se ha explicado en un manifiesto conjunto la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), “una persona que es mordida por un animal rabioso puede sobrevivir si la herida es limpiada de manera inmediata con agua abundante y jabón y se le administra la profilaxis postexposición a tiempo”.
La mayor acción de prevención, por la cual se ha logrado disminuir significativamente el impacto de la enfermedad sobre los humanos, son las vacunas tanto para los animales como para las personas.
Hablamos de vacunas seguras, que no tienen ningún efecto negativo y bastante eficaces para evitar que se presente la enfermedad. Ser conscientes de estas acciones y llevarlas a cabo en el momento adecuado es el llamado que hace con la celebración del Día Mundial contra la Rabia que se conmemora este 28 de septiembre, en la fecha del aniversario de la muerte de Louis Pasteur, el químico y microbiólogo francés que creó la primera vacuna antirrábica.
Más del 95 % de los casos de rabia en el hombre se deben a mordeduras de perros infectados.