El popular médico estadounidense visitó la Clínica Palma Real de Palmira en donde interactuó con los niños, que sonrieron y se emocionaron.
Poseedor de un humor envidiable y una personalidad que irradia júbilo y alegría, a finales de abril arribó a Palmira, Valle del Cauca, el doctor Hunter Doherty Adams, más conocido como Patch Adams, quien lidera una iniciativa de alcance global a través del clowning para promover la compasión en la curación.
¿Quién puede viajar por más de 70 países al año visitando niños con la intención de robarles una sonrisa con tan solo colocarse una nariz roja y un pollo como sombrero en la cabeza? Este hombre, de 70 años, lo hace, vestido con una camisa de color amarillo intenso, unos shorts y zapatos rojos viejos. En el bolsillo, va un pescado de goma, un pito y un calzoncillo gigante.
Patch Adams, como le gusta que le llamen, logró la popularidad no solo por su labor de hacer reír a los niños, sino por la película que protagonizó Robin Williams y que describe los primeros años cuando él decidió dedicarse a expandir un modelo basado en que el amor y la felicidad curan. Por más de cuatro décadas ha trabajado por la felicidad de quienes enfrentan una de las más duras pruebas de vida: la enfermedad.
La visita de Patch en Palmira, por primera vez, estaba programada para la mañana en la Clínica Palma Real del holding Sinergia Salud, una institución de mediana y alta complejidad, que desde hace tres años incluye la Seguridad en la Atención y la Terapia de la Risa como parte de sus protocolos diarios. Antes del arribo del ilustre visitante los empleados de Coomeva, uno a uno, se fueron sumando a la causa que siempre ha identificado la labor de Patch, y cuyo símbolo es el uso de la nariz roja.
A su llegada al quinto piso de la clínica, Patch se sorprendió con el recibimiento, todos quedaron perplejos con su metro y noventa centímetros, y una voz tan fuerte y gruesa que resonaba por todos los pasillos de la clínica. Globos pegados en el techo y en las paredes, y un grupo de personas lo acogieron con un fuerte aplauso. El Gerente de la Clínica Palma Real, César Augusto Arias, aprovechó una pausa para hacerle entrega de una mochila y una bata médica con su nombre bordado. Así, empezó el recorrido del mítico doctor, que se considera a sí mismo, como un “activista de la paz, la justicia y el cuidado”.
Patch pasó por las habitaciones de cada uno de los niños enfermos de la Clínica Palma Real, una a una con su camisa amarilla de flores, el pelo largo blanco con mechones azules y recogido en una cola. A su lado iban otros clowns de la Clínica Palma y de Coomeva, que se han formado inspirados en la labor. En cada cuarto acompañó a los niños para hacer una pequeña sesión privada en la que sonrió, gesticuló, habló y compartió con todos, pero lo más importante, hizo olvidar a los pequeños el motivo de su estadía en la clínica. Adams fue capaz de robarle una sonrisa hasta el más sombrío y con su rutina también contagió de amor los corazones de los padres a pesar de que algunos no entendían una sola palabra de lo que él decía.
El movimiento de sus labios y las manos fueron suficientes para brindar esperanza. Patch sacó de su repertorio de payaso un juego con un calzoncillo. Le pidió a algunos presentes que entraran en el calzón gigante y mientras todos reían a carcajadas empezó a entonar la canción, con un estribillo que decía: “¡Underwear! ¡Underwear! ¡Wherever you go, you’re in your underwear!” (ropa interior, ropa interior, a dónde vayas, estás en ropa interior). Invitó a que todos la cantaran, entre enfermeros, fotógrafos, visitantes y empleados. Todos rieron; con canciones como esta Patch marchó tomado de los brazos con otros clowns presentes. A su lado, Ilana Levy, de la fundación Applause Colombia, que trajo el payaso hospitalario al país, servía como su guía y traductora para los niños. Por más de una hora, Patch Adams irrumpió la habitual tranquilidad del hospital. Con pitos, maracas, armónicas, sombrillas y coloridas vestimentas. Una jornada inolvidable del doctor de la risa, que busca fines médicos a partir de un instrumento, el más sencillo, al alcance de cualquiera: la risa.
Legado de Patch Adams inspira a Coomeva
La Clínica Palma Real, que hace parte del holding Sinergia Salud, empresa del Grupo Coomeva, desde su conceptualización ha incluido la humanización del servicio, la seguridad en la atención y la terapia de la risa como parte de sus protocolos diarios, tanto así que desde hace dos años cuenta con su propio grupo clown, conformado por colaboradores del personal médico y administrativo de la clínica que son símbolo de su amor por lo que hacen. “En la relación médico paciente es indispensable reconocer que el rol del paciente es completamente involuntario, la relación parte del encuentro entre el deseo de curación y la confianza en el profesional de salud. El legado que ha construido Patch Adams como un líder innovador en la prestación de servicios de salud, ha generado un compromiso en cada uno de quienes trabajamos en el Sector Salud Coomeva; porque nos invita a ver al paciente como un ser humano que desea un trato digno y respetuoso; esas enseñanzas son las que hoy nos brindan una ruta para cumplir la labor encomendada de cuidar la salud de cada paciente” explica el doctor Gilberto Quinche Toro, Gerente General Coomeva Sector Salud.
“la felicidad es mi recompensa”: Patch Adams
Tras la conferencia Viviendo una vida feliz, en el Centro de Eventos Valle del Pacífico, Patch Adams respondió algunas preguntas para la Revista Salud Coomeva.
Desde la perspectiva de su modelo de sistema de salud pareciera posible concebir una medicina más humana. De hecho, hace parte de su filosofía que “todos los pacientes deben ser tratados como amigos”. ¿Cómo un doctor (a) puede acoger esto en su práctica diaria? “No se trata de concebir una medicina más humana, se trata de hacer las cosas bien por sí mismo. El sistema de salud está corrupto y la medicina está deteriorada. En los Estados Unidos atienden un paciente cada siete minutos, eso no sirve para nada. En mi país dicen que la depresión ha causado de todo, pero es por el modo en que vivimos, la depresión se va si tenemos gente que nos rodee y a la que les importemos. Por otro lado, el factor humano es de cada quien, en las universidades no te van a enseñar compasión, amor y/o cuidado, y lo que las personas que sufren necesitan es eso, y esto lo obtenemos de quien esté comprometida con una causa. Interpreto mi experiencia en la vida con la felicidad. Quiero, como médico, decir: ‘sí, la felicidad importa para la salud’. Esto puede ser el factor más importante en su vida. Todo el mundo se centra en el dinero y el poder, y esto nos está matando.
El deterioro del medio ambiente no es recuperable y la economía no es sostenible. El cuidado de la salud debería ser libre. Soy un idealista que cree que lo que hago se dirige a una causa justa para todos”. ¿Cuáles son los ideales de Patch Adams? “Mis ideales son simples pero difíciles de alcanzar: amor, justicia y paz. Basándome en estos elementos puedo decir que una persona puede encontrar muchas soluciones en sí mismo. Es que los seres humanos estamos mal, le hacemos mucho daño a la sociedad. Hay días en los que me siento a leer y me doy cuenta que nos estamos dirigiendo como especie humana hacia la extinción, pero a nadie parece importarle. Mi trabajo es ser amoroso y afectivo, ayudar a aquellos que sufren y gracias a mi labor he podido transmitirles muchos elementos a clowns, médicos y comunidades para que al menos intentan cambiar algo en su vida y dejar una huella en los demás”.
¿Cuándo está en una misión, todavía usa la nariz de payaso? ¿Qué espera de ello? “Desde que era joven siempre quise ser un instrumento de paz, justicia y de cuidado, quiero decir, yo crecí en la Segunda Guerra Mundial y en la de Corea. Entonces, cuando me decidí por ser un doctor, siempre fui consciente de vivir de acuerdo a seis cualidades: ser feliz, amoroso, cooperativo, creativo y considerado.
A partir de esto mi entrega ha sido total y siempre que voy a un hospital voy pensando en cambiarle la vida a los niños, al menos por un momento, y, ¿sabe que me encontré en Palmira? que solo habían madres, no estaban los padres acompañándolos. Necesitamos que la sociedad esté más feminizada. Más allá de eso, siempre busco la felicidad de los demás y con mi entrega hacia los necesitados, la recompensa es siempre más que satisfactoria”