Convertirse en padrastro o madrastra es una tarea que requiere de paciencia, conocimiento y fluida comunicación.
Si la persona no tiene hijos, el portal KidsHealth, del Sistema de Salud Pediátrico Nemours, recomienda empezar por preguntarle a la pareja cuál es la mejor manera de conocer a sus hijos. Usar los recursos existentes para averiguar qué es lo que les interesa y explorar mejor cómo fomentar relaciones saludables, son los puntos de partida para afianzar relaciones. Se recomienda, además:
- Escuchar sus necesidades y anteponerlas a los deseos personales. Los niños necesitan amor, afecto y reglas coherentes y consistentes por encima de todo. Evitar compensarlos cuando no se lo merecen y hacer lo posible por tratarlos con equidad.
- Estipular reglas en la casa. Los niños y adolescentes tienen reglas diferentes, pero se deben aplicar con el mismo rigor. Esto ayuda a que se adapten a cambios como la mudanza o el nacimiento de un bebé y a entender cuáles son sus roles dentro de la nueva familia.
- Crear nuevos hábitos. Encontrar actividades especiales para hacer con los niños y darles espacio para que compartan su opinión. Estas nuevas tradiciones pueden incluir noche de juegos de mesa, montar bicicleta, cocinar, hacer manualidades o ir al cine.
- Respetar a los papás biológicos. Evitar hacer comentarios negativos sobre la madre o el padre biológico delante de sus hijos. Esta conducta suele ser contraproducente, pues a nadie le gusta oír estas críticas.
- Que los niños no sea intermediarios. Tratar de interrogarlos sobre lo que sucede en la otra casa no es una práctica recomendada, es mejor comunicarse directamente con el otro padre para convenir temas como horarios, asuntos relacionados con la salud o los problemas escolares.
- Hablar con el cónyuge. La comunicación en pareja es vital para que juntos tomen decisiones sobre la educación de los hijos y es crucial si cada uno tiene ideas diferentes sobre la educación y la disciplina.
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