Con el regreso a clases, también vuelven enfermedades típicas de la edad escolar.
El contacto con todos los demás niños, así como la falta de precauciones, hace de la escuela un lugar propenso para el contagio de enfermedades.
Es que los chicos pasan de estar en un lugar seguro y sano como su hogar, a uno en el que están expuestos no solo al ambiente exterior: los vientos, la lluvia y la contaminación; sino también a los espacios donde comparten objetos y que facilitan el contagio de enfermedades.
Los resfriados y la gripe son las infecciones más comunes. Las cifras hablan por sí solas. Si un adulto normalmente presenta entre 1 y 2 cuadros de gripe en un año, los pequeños en etapa escolar pueden sufrir la misma enfermedad hasta 8 o 10 veces en el mismo periodo de tiempo.
Ante esto, lo mejor por hacer es prevenir, inculcando en los menores el hábito de lavarse las manos, procurar por una alimentación rica en vitaminas y nutrientes que fortalezcan el sistema inmune, entre otras acciones. Sin embargo, evitar que se den estas enfermedades es difícil, por eso, cuando se manifiesten -en especial virus infecciosos- con fiebre, diarrea o vómito, lo más recomendado es no llevar a los menores a clase y así evitar que se propague el contagio, facilitando la recuperación con el debido reposo y cuidado.
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